Tuesday, April 17, 2012

Hoy he estado en París.


Sí, otra vez. Soy Forrest Gump conociendo presidentes.

Ahora estoy en el Eurostar en Standard Premier. Pienso que me lo merecía. Realmente me merecía Business Premier/Jet Privado, pero soy una persona bastante humilde.
Voy sentada en la butaca con la cabeza ladeada y apoyada en el reposacabezas lateral mientras tecleo. La imagen es claramente Stephen Hawking. Tal vez me confundan con él los ejecutivos con los que comparto el vagón.

El otro día cuando estuve en París otra vez, cogí el metro para ir a la oficina. Todo iba bien y me quería bajar en Porte de Clignancourt y coger un teko desde ahí. Salí del tren y me perdí por los túneles buscando la salida. Encontré unas puertas, y metí mi billete para salir, no recordando si aquí hacía falta meter tu billete para salir. No me dejaba pasar la puerta y estaba formando un desastroso embotellamiento de gabachos detrás de mí. Uno me dijo algo que entiendo que era como “pasa, pasa”, usando su Navigo (Froggy Oyster) y yo “ah, muchas gracias!”. Qué amable. El caso es que él pensaba que me estaba ayudando a colarme en el metro cuando yo lo que quería era salir. Pues bien, conseguí quedar atrapada en el único andén del universo en el cual puedes entrar pero no salir. Dónde se ha visto que no puedas salir? Así que lo recorrí dos veces de un lado a otro buscando recobecos. Daylight: Pánico en el Túnel. OU EST LA SORTIE?! Me encontré con una vieja que estaba igual que yo. Así que tuvimos que llamar al guarda de la estación por el interfono y que nos abriese la salida de incendios.

Hoy en París he mirado el mapa para ir hacia al autobús desde la oficina, he memorizado las calles que tenía que seguir y hacia qué lado, y luego me he ido en dirección contraria un buen rato y he tenido que dar la vuelta.

No me dejéis sola más.

Sin embargo gracias a todo esto he comprado una bolsa de pipas de 2kg en Franprix <Insertar icono de sonrisa de Emoji>. Las usaré esta noche viendo The Good Wife, my new thing. Demónibol es así. Demónibol es así de imbécil por no haber grabado un par de episodios para el trayecto del tren.

Bueno, aunque me gusta mucho teclear, voy a dejarlo. Adiós.

Thursday, April 12, 2012

Sayonara Baby, or Day 9



Cuando dije que hoy no hicimos nada es por eso, porque no hicimos nada.

Tendré que engrandecer los acontecimientos de un día tan común. Allá voy.

Por la mañana, yo no tenía prisa por levantarme. El plan era ir al Tsukuba Center en busca de los billetes del autobús del aeropuerto, comprar algo de comer y dar una vueltecilla. El Grillo, viendo la situación de calma y vaguería dijo “yo a lo mejor voy yendo al Tsukuba Center y os espero allí”. Como si eso fuese algo posible. Aún así seguía con la idea en la cabeza.

Yo seguía en la cama cuando Aiti me dijo algo y contesté “that’s irrelevant”. Aiti gusta de canturrear y tiene una vena folklórica intrínseca. Así que contestó “that’s irrelevant, that’s irrelevant, dubidubi du dubidubi du”. Lo convirtió en una melodía. DIVERSIÓN dijo “oh esto hay que grabarlo con el Garage Band”. Así que eso se hizo y se invirtió buena parte del tiempo que El Grillo “nos esperaría en el Tsukuba Center” en el temazo.  Por supuesto nadie se fue de la casa antes de las 4 de la tarde. *Nota del autor: esto pudo ser cualquier otro día, si os digo la verdad. Pero la autobiografía es lo que tiene.

Una vez más perdimos el autobús en nuestra cara, así que cruzamos el campus para coger el otro autobús. Decir que en Tsukuba viven los estudiantes de Scuba Diving y era fin de curso. Allí, al contrario que en cualquier país civilizado, los estudiantes se mudan a pisos vacíos y se tienen que comprar su propia nevera, su propia lavadora, su propia cama. Y cuando se van, tienen que llevarse su propia nevera, su propia lavadora, su propia cama. Esto desencadena en que es fin de curso y la calle está llena de lavadoras, neveras y camas con las que no han sabido qué hacer. Es muy absurdo. Aiti también debía deshacerse de todas esas cosas. Me extraña que no haya una mafia europea de vigilantes en los vertederos para compra y venta de lavadoras. Si yo viviera allí ya sería el Capo Demónibol. Bueno no, si yo viviera ahí sería una señora muy gorda y deprimida con gatos. Porque menudo agujero. Pero eso es irrelevante. Dubidu Dubidubidu Dubidu. Eso sí, hay que darle la enhorabuena a Aiti por haber aguantado 4 años. Eso es fuerza de voluntad. Al parecer la leyenda dice que los estudiantes de Tsukuba se convierten en árboles mientras mueren en la agonía que proporciona el lugar.

En el Tsukuba Center compramos los billetes de autobús y tratamos de pedir un taxi para recogernos a las 5:30 de la mañana siguiente. Todos los servicios de radiotaxi nos dijeron que no trabajaban tan temprano. Íbamos con maletas gigantes llevando mudanza de Aiti así que el caminar no era una opción válida. La opción desesperada era coger un taxi a medianoche al Karaoke con las maletas y pasar allí la noche. Por desgracia para vosotros, Aitana encontró un taxista que le dijo que nos recogería, así que no hubo aventura sorprendente y curiosa.

En el supermercado compramos víveres para el avión a saco, sabiendo que una tendría curry indio y otra NADA para comer en el vuelo. Compré más García Baquero para hacerme 3 sandwiches que me alimentasen. Y M&Ms para satisfacer el visionado de buenas pelis! También tenía pipas que me había traído expresamente El Grillo para los dos trayectos. Todo estaba bien planeado.

Echamos unas fikas en la zona de fumadores de Tsukuba. Nadie entiende este cartel.

Estábamos como a 1 metro de la zona cuando una señora salió del Center y nos dijo que si podíamos por favor fumar más cerca de la zona. Esto en perfecto inglés. Seguro que todos hablan inglés cuando quieren. Luego nos dimos cuenta de que la señora dedicaba sus días a estar en la puerta del Tsukuba Center vigilando a ver quién fuma a más de 1 metro de la zona de fumadores.

Volvimos a la casa porque venía gente a coger muebles a Aiti. Allí en la casa charlando con los amigos de repente hubo un terremotito. El segundo en nuestra estancia. En el primero, Car se acojonó y estrujó la mano de Aiti y me dijo “ven Pec!” para que fuera a estrujarme con ellas también. Pero yo elegí mi cama hinchable y me tumbé en ella mientras pasaba el temblor de tierra. Esto Car me lo reprochó: “No quisiste morir conmigo”. Supongo que era porque sabía que no íbamos a morir. O no. Nunca lo sabremos.
En este segundo terremoto Car estrujó la pierna de la amiga de Aiti. Eso es así.

Estuvimos recogiendo la casa, tirando millones de cosas que cualquiera con cierto Diógenes habría conservado, y quitando cosas de las paredes. Y comiendo nachos. Mmm nachos.

Como última cena fuimos a un restaurante que le gustaba a Aiti en el barrio. El de la foto. Tenía para cocinar yakisobas en tu mesa. Y pitchers. We like pitchers. También había muchos muñecos por todas partes, incluyendo esto de aquí.
 So fuckin weird.

Yo pedí patatas fritas (CLARO) y comí un poco de lo que había en la mesa. De postre pedimos unos cócteles con frutas. El mío de manzana. El mío era el mejor. Como siempre.

Volvimos a la casa y el plan era no dormir pero Aiti y El Grillo se fueron quedando dormidas. Yo me dediqué a estar en internet y comer nachos. Luego me reprocharon el ruido que hacía la bolsa de nachos mientras dormían.

Al final eché una cabezadita. Todo salió de acuerdo con lo planeado y el taxista estaba ahí a las 5:30. Llegamos al autobús con 20 minutos de antelación que invertimos en helarnos esperando y viendo a Teguci huír de los cuervos.

Nos despedimos de Aiti. No fue doloroso, la veríamos muy pronto.

El buseto del aeropuerto es más cómodo que el avión. Se echan patrás los asientos, y va tan despacio que el movimiento es como el de una cunita. Tras 2 horas desgraciadamente llegamos a la Terminal 2.

Echamos unas fikas® y luego nos pusimos a la cola de British Airways. El Grillo fue a ver qué había por ahí mientras yo esperaba, y me trajo un croissant. No había más que gente que venía de esquiar. Al parecer la gente se va hasta Japón para esquiar.

Pagamos exceso de equipaje(claro) y pasamos el control etc etc. El control es un poco broma, no te tienes que quitar los zapatos ni nada.

Y fuimos a echar una fika. Allí se puede fumar cuando pasas el control :) FIKAAAAS! Por supuesto es un ambiente repugnante pero es mejor que nada.

Y luego yo me fui a sentar mientras la gente es absorbida por la publicidad y el consumismo de los aeropuertos. Me pone enferma lo de los aeropuertos. BURBERRY. Vete a comprar un bolso BURBERRY al AEROPUERTO, IMBÉCIL!

Avión. Mismos asientos de la ida. Delante tenía a un occidental que estuvo la mayor parte del vuelo sin bajar su respaldo. SCORE!
El Grillo se sobó prácticamente todo el vuelo. Y yo no me sobé prácticamente nada y vi muchas muchas pelis, entre ellas I Love You Man que cada vez me gusta más. Anwar El Sadat...
Y El Grillo se comió uno de mis sandwiches
¬_¬
Y justo antes de llegar vimos The Departed (tradición) pero la megafonía justo apareció en mi escena favorita (cuando suena Comfortably Numb en el apartamento de Little Miss Thing). Ya llegábamos!

Y en UK me despedí de El Grillo. También la vería pronto.

Y hacía 22 grados, el sol brillaba, los almendros estaban en flor y fui feliz en mi pequeña isla. Y tardé 20 horas en llegar a mi casa. Y vi Lost in Translation. Y la dejé a la mitad porque se me había olvidado que era un coñazo insufrible.

Y ya está, eso ha sido el viaje a Japón. Phil Connors, gracias por verme. Hasta la próxima.

Aquí os dejo el terror. No me juzguéis.


Tuesday, April 10, 2012

Tokyo Monday, o Day 8



Lunes, 26 de Marzo de 2012

Hoy madrugamos, era el último día en Tokyo. Yo me preparé un sandwich de queso anticipando problemas alimentarios y no queriendo molestar a nadie con mis requisitos especiales vegetarianos-anti-comida-asquerosa-sólo-como-cosas-amarillas.

Siempre que salíamos del Tsukuba Express había que cambiar de línea y se salía brevemente a la calle antes de meterse en un túnel. Pesádibol siempre miraba la calle con anhelo porque quería salir a echar una fika. Esta vez la dejamos ir y de paso compramos unos fílteros en un lugar de cigarrillos que había justo ahí en la puerta. Echamos nuestras fikas y volvimos al metro.
Nos bajamos en Takebashi para ir al museo de arte moderno a ver una exposición de Pollock. Hacemos cosas culturetas también, eh, que no sólo de biru y fikas vive el churk. Primero nos metimos en un edificio a comprar un Starbucks, sacar dinero y ver una exposición de caligrafía. Hacía frío y yo me puse mi mascarilla japo. Es un poco rollo porque no se pueden echar fikas pero tu propia respiración te mantiene muy calentito.

Estuvimos en el museo y pagamos dos millones y medio por entrar. La GRAN RETROSPECTIVA de Pollock no era tal, pero bueno, fue entretenido. La réplica de su suelo molaba. Yo como siempre estuve esperando sentada en un banquito.
Nos dejaban entrar también a la exposición general y había algunas cosas que molaban como un cuadro de Braque que siempre me gustó. Y un dragón rarísimo con un Buddha encima muy MGMTiano.
Después de eso fuimos a echar otra fika y nos dirigimos por el paseo Imperial de la casa del Emperador hacia la gran estatua de Godzilla en Tokyo! Yo tenía que ir a ver eso. Godzilla! Por el camino Carmelita y Aitanita no se estaban llevando muy bien. Hacía frío y era un camino largo. Pero vimos un parque guay y subimos a una roca y yo me comí mi sandwich de queso. El queso era especial gourmet García Baquero comprado en el Tsukuba Center por cien o doscientos euros, y lo disfruté mucho.

La estatua de Godzilla!!! Es más o menos la mitad que yo. A lo mejor a un brownie (http://media.comicvine.com/uploads/9/91469/1667755-willow.jpg) le habría causado impresión. Pero lo pasamos bien viéndola.

Y ahí decidimos que era hora de comer y buscamos un sitio. Estábamos en una zona chuli con un puente lleno de sitios raros y túneles con sitios raros, pero todo parecía un poco muerto.
And what ise this? And what ise this? Todo esto tiene carne, todo esto tiene carne. Yo estaba bien, había comido mi sandwich de queso. Nunca se peleará nadie por encontrar dónde comer por mi culpa nunca más. Pero Aitanita y Carmelita sí se pelearon. “En Japón no se grita!”. Yo me fui a la vuelta de la esquina por no aguantarlas, y al final decidieron entrar en el sitio donde se habían parado a pelearse.
La gente del lugar era muy amable y les dieron comida y sake caliente. A mí cerveza. Y luego pagué yo. Qué te parece, eh? A mí bien. Así se callan. El sitio se puso de moda nada más llegar nosotras y apareció alguna gentecilla en las mesas de al lado. En la de al lado en concreto, dos señores que dijeron de nuevo lo de que nuestras narices son rectas. Al parecer les gusta porque ellos cuando cierran un ojo ven su otro ojo en lugar de su tabique nasal. Fascinante.

Las aguas se habían calmado y nos dirigimos a la Tokyo Tower a verla de cerca y hacer el Manic un poquito más. Llegamos bien, sorprendentemente. Vimos un minitemplo muy mono con unos muñequitos y nos acercamos a verlo. Da un poco de mal rollo cuando estás mirando algo y te dicen que está dedicado a los niños muertos para que sus almas no se pierdan entre los espíritus malignos. Pero bueno, al lado había un monumento a los perros.

Tras ocho millones de fotos en la Tokyo Tower, nos abrimos camino hacia Roppongi. Nos abrimos camino mal, claro, por una calle que era muy mona y bajaba pero nos llevaba al final a una autopista infernal donde teníamos que volver a subir. Malentendidos... Pero pasamos por el templo masónico de Tokyo.

En Roppongi seguimos a dos personajes que tenían pinta de ir a un sitio guay, para ir a un sitio guay como ellos. Pero iban a Roppongi Hills y los perdimos entre la muchedumbre. A mí me gustó porque estaba la araña gigante de Roku Roku Plaza.
Pesádibol dijo “viniendo hacia aquí vi una calle que molaba”. Así que cruzamos para ir a la calle que molaba y comprobar que, como era de esperar, no molaba en absoluto. Cuando casi nos íbamos a dar por vencidas y cambiar de barrio y pelearnos un poquito más, vimos un sitio con pinta de pijeras ahí en medio de la avenida. Ponía Happy Hour. Happy Hour siempre es bueno. Tenía luces un poco de neón pero entramos igual.

Qué gran bar, amigos. Nos sentamos en una mesa grande y cómoda al lado de la ventana y miramos las calles, con Happy Hour de biru y patatas fritas. Y otra de lo mismo. Y otra de lo mismo. Más patatas fritas, por favor. Estaban muy ricas. El Grillo apenas las probó porque habla mucho, yo habría seguido pidiendo más.

Nos retiramos pronto de Tokyo y nos fuimos a Tsukuba. Allí fuimos al combini a comprar cervezas y comidas para llevarnos al Karaoke y así no pagar nomijodai. BREAKING THE LAW! Me gusta.

El Grillo se cabreó y se puso Gul porque se compró una cosa de queso en el combini que sabía a bollo industrial.
Esta vez canté I’ll be there for you (de Bon Jovi, CLARO) y lo hice mejor que Ashton Kutcher. Aiti había perdido ya la voz por completo y alguna de las canciones fue especialmente dolorosa, pero hizo muy bien The Killing Moon. Car me hizo los coros de Modern Love bastante mal pero en general nos quedó bien. Pero vamos, que no hay que engañar a nadie, yo no sé cantar.
Y nos fuimos de allí de nuevo a eso de las 4 o 5. Y fuimos a buscar taxis. En Tsukuba no hay taxis, así que Gul decidió que se tumbaría en medio de la acera, porque sabe lo mucho que me agrada ese comportamiento.

Tras cuarenta minutos de caminata en el frío gélido, llegamos a casa.

“Mañana” será el último día en Japón y os anticipo que no hicimos absolutamente nada. Pero lo escribiré igual.


Monday, April 9, 2012

Tsukuba, Ghost Town, o Day 7



Domingo, 25 de Marzo de 2012

Hoy era el día de descanso. Demónibol se enfundó una coleta chacha, vaqueros y Vans y se negó a ducharse.

Comenzamos el día en el combini, claro. En Japón venden cafés calientes y fríos en latas, en máquinas. Y las anuncia Tommy Lee Jones. Creo que este día no fue el que probé el capuccino de lata. En cualquier caso el día que fuere me hizo aprender la lección de no volver a probarlo nunca más.

Dimos un paseo por Tsukuba, en el centro aeroespacial este. Por eso hay un cohete. El cohete mola.
También hay un lago lleno de carpas que me frikan out muchísimo porque tienen hambre y se acercan a la orilla y se ponen unas encima de las otras, con esos ojos y esos bigotes de animal prehistórico alienígena. Pero también vimos una grulla, que dan suerte.


Yo pasé frío mientras Car y Aiti grababan la continuación del vídeoarte de Aiti: Tsukuba, Ghost City en Chuo Park.
Si alguien sabe qué hace este señor y por qué, y qué está permitido y qué no, que me avise:


Luego fuimos al centro comercial. Ropa, ropa, ropa. La ropa en Japón es muy bonita, si alguna vez me interesase mínimamente comprármela, sería un buen lugar para hacerlo.

En el centro comercial había muchas “hijas de Car”. Car siempre dice que quiere adoptar una niña china. Alega que de mayor sería muy guapa. Y hay un prototipo de japonesa de pelo corto y veintitantos años que decidió que era su hija. No importa si su hija es mayor que ella. La quiere adoptar a los 22. Total, no pasó un sólo día sin que viera a una y dijera “NO SIN MI HIJA!”. El Grillo.

Estuvimos un buen rato probando sofás en Muji. Qué gran empleo sería ese.

También vimos una tienda magnífica de juguetes y memorabilia ochentera de la buena. Estaba Alf y ya sabéis lo mucho que nos gusta Alf.

Decir que la misión era encontrar algo que fuese una piña, porque a Aiti ahora le gustaban las piñas y decidió que si fuese una fruta sería una piña. Pendientes de piña, colgantes de piña, muñecos de piña. Esto se convirtió en otra canción de Songify, claro. A pesar de esta piña que encontramos, no la compró.


Yo tomé Starbucks y eché una fika ilegal en medio de la calle. De cenar me iban a hacer una tortilla de patatas para mí. Pero El Grillo quería algo japonés para ella. Así que más o menos hicimos el Borat una vez más, “and what ise this” en cada uno de los puestecitos de comida para que Pesádibol comiese. Yo compré pan (yo sola! Arigato gozaimas) y esperé, y esperé, y esperé.

Pesádibol compró una bola de algo y más cosas para comer y se puso muy contenta. Y luego cogimos el autobús para volver a la casa. Pesádibol se dejó su bola de algo en el autobús. Cosas que hace ella.

Aiti me hizo mi tortilla y no pude más que morir de felicidad y por supuesto comérmela entera como el Kartoffen que soy. Cena española con Mayor de Castilla. Yo no lo tomé, pasé un día completo sin alcohol. Por eso supongo que es un día tan ligero. Pero se agradece, amigos.

Saturday, April 7, 2012

Anatatachi wa watashi no kokoro no nakani imasu o Day 6



Sábado, 24 de Marzo de 2012


Por la mañana el Grillo y Aiti salen a por desayuno mientras el Churk retoza con su almohada. Me traen croissant, M&M's y galletitas. Demónibol contento.


Hoy nos lo tomamos con mucha calma porque íbamos a ir a trasnochar a Tokyo. Escuchamos músicas, y perdimos el tiempo, y yo decidí vestirme de Manic.
Uno de los hábitos de El Guía consiste en, estando haciendo el vago las tres, de repente decir "bueno, estáis listas? vamos!". Esta frase viene única y exclusivamente en el último minuto. Nunca jamás lo dirá con cierta antelación para ir preparándonos de que debemos salir a cierta hora. Por lo cual, el correr hacia el autobús es un clásico de Tsukuba-shi.


Pesádibol quería echarse una fika antes de subir al tren. Las locas del Starbucks queríamos unos Starbucks.
Cogimos el tren. Pesádibol se enfadó porque ella no tenía café y además el tren tarda mucho en llegar a Tokyo. Como si eso fuera algo nuevo. Yo aproveché el enfado para jugar al Angry Birds e ignorarlas. Demónibol. Es posible que todo esto fuese otro día y no este, pero sabéis qué? "Y si no hay mañana? Hoy no lo ha habido!". Yo qué sé.


Llegamos a Shimokita (Malasaña) ya de noche. Nos dimos unas cuantas vueltas por ocho millones de tiendas de segunda mano. Diré que Grillo le había preguntado a El Guía antes de su visita que si en Japón había tiendas de segunda mano. El Guía había dicho "no sé, creo que no". Hay millones de tiendas de segunda mano, para el alborozo de El Grillo y para mi pesar. El Guía.
De aquí tengo una foto de metarrealidad en la cual Car lleva su gabardina puesta y está mirando otra gabardina igual.
Ah por cierto, sabéis lo que cuesta la típica camiseta de Joy Division de unknown pleasures de segunda mano en Japón? Pues cuatrocientos euros. Sí. Supongo que el dueño anterior era Hiro Hito.


Vimos algunas tiendas de antiguedades y más ropas y todo eso. Boring!


Quedamos con Alejandra y nos dirigimos a la cena de despedida de Aichan en el Tibet Tibet. Car y yo hicimos un detour antes de ir para comprarle una plantita para su casa por haber sido tan amable de dejárnosla. Más maja. Y no nos perdimos ni nada. Kudasai, arigato gozaimas.


La concurrencia en la cena consistía en: mogollón de japoneses que sólo hablan japonés, mogollón de españoles que hablan japonés y español y el Grillo y yo. Do you speak English? NO. Pero intentan aprender español. Al parecer la primera frase que Aiti les enseñó fue "O follamos todos o la puta al río". Me parece perfecto.




Qué es esto? Cerdo. Qué es esto? Pollo. Qué es esto? Gambas. Qué es esto? Algo asqueroso que no te preocupes que lleva animal dentro. Me consuela decir que aunque hubiese estado allí en mi época no vegetariana, toda la comida me habría dado asco igual. Así que decidimos invertir los 4000 yenes por cabeza en simashenear MUCHO biru y mucho vino, nomijodai.


Aproveché que Raquel estaba allí y es Raquel para que les pidiera la contraseña de la Wi-Fi a los camareros y así me entretuve en ocasiones usando el Whatsapp para quejarme de la comida. También Raquel siendo Raquel, tan maja, pidió un plato vegetariano para nosotras. Por supuesto me dio la risa porque era un plato de esos que saldría en una película: tofu, un alga, algo hecho de algo repugnantemente vegano, etc. Así que se puede decir que yo tenía hambre desde el croissant del desayuno que tan lejos quedó.


Después de "cenar" fuimos a un karaoke MGMTiano. Hasta ahora sólo nos habían asignado salitas pequeñas porque éramos pocas, y el karaoke de hoy era esto:




Os podéis imaginar el flipe hortera surrealista lo feliz que nos hizo. En la foto, Raquel y yo cantando Aerosmith.


Aiti me trajo unos kikos. Me sentía un poco El Imperio del Sol, queriendo una patata con gorgojos, y los comí ávidamente. Pero no era suficiente. Así que El Grillo y yo nos fuimos en busca de comida, sin guía ni traductor ni móvil ni mapa. Aventuras!!


Le habíamos echado el ojo a este bar:




MOLA o qué! PET OK! TABACO OK! Es como hecho para mí. Así que entramos. 


"Konnichiwa. Fraido potato kudasai. Y BIRU, two".
"WACHI WOKITA WINIKAHARU KOBATSU-MA WACHI WICHI KIRIKO KOMO KATO"
"Whaaaaaaaaaaat?"


Yo lo tenía todo bajo control con Fraido potato y biru, no entendía cuál era el problema. El camarero tó majo dijo en alto algo en el bar. Y se levantó un japo de pelo largo y sedoso y vino a la barra con nosotras. El camarero había preguntado si alguien hablaba inglés y este chico había sido peluquero en Riverpoor Streeto. Nos explicó que no había patatas fritas, pero que nos las iba a hacer, entonces tardarían un rato. De momento pedimos biru. Eso sí nos había sido entendido. El japo que hablaba inglés trajo a su amigo que no hablaba inglés. "Yo me llamo idfdsjfsd y este es mi amigo fhksdhfksd". A lo que yo dije "Encantada, MIKE and JOHNNY". "Johnny ha ha ha ha" "ha ha ha Johnny".
Se nos habían acabado los Kent así que dijimos "no tenemos tabaco, dónde podemos ir a comprar?" y Mike dijo "no, ellos os compran tabaco". Y así fue, ellos fueron y nos trajeron tabaco. Compartimos nuestras fraido potato con Mike y con los camareros, se lo habían merecido. Car pidió salsa picante japonesa para ponerle a las patatas. Lo mejor que tenían era tabasco. Mike lo probó y mientras trataba de hacerse el chulito le caían gotas de sudor del sufrimiento del chilli por la cara. Los japos son sensibles.
De repente aparecieron como 7 amigos de Mike diciendo "Carmera y Bec".


Pensamos que era hora de volver al karaoke y dejamos ahí a Mike y Johnny y los 7 samurais.
La gente del karaoke ya pensaba que nos habíamos perdido sin esperanza. Algunos seguimos cantando, otros se durmieron en los sofás. No sé cuánto costará un hotel en Tokyo pero en un momento dado, en los karaokes se duerme bien.


Al amanecer, en el último minuto "vamos, tenemos que irnos!" (de nuevo, El Guía). Si no te vas al instante te cobrarán otra hora de karaoke.
Y aquí me cabreé yo porque fuimos al McDonalds y sólo había 3 cosas: una patata repugnante, una hamburguesa o un fillet'o'fish. Car se pidió tres patatas repugnantes y un fillet'o'fish y yo me fui a la calle a quejarme, fumar y jugar al angry birds.


Aichan se despidió de todos sus amigos con tristeza. Y yo aproveché para irme al combini y comprar comida real. No era muy real pero algo es algo.


En el tren de vuelta todos dormían y yo observaba a la población. Domingo en Japón. Duermen igual que los lunes, martes o miércoles. Duermen. Al parecer por eso viven tanto. Y supongo que también porque su comida no tiene sal y además está asquerosa, entonces comen poco.

Friday, April 6, 2012

That is Cheese o Day 5



Viernes, 23 de Marzo de 2012. Tsukuba, Ibaraki.

La noche anterior, en el Combini, compramos en efecto, queso.

Como ya vengo diciendo, en Japón todo está en japonés. Nada viene traducido a ningún otro idioma, ni siquiera a cantonés, el cual yo manejo con fluidez. Pero ya no es sólo el analfabetismo, sino que las cosas son raras y no sabes qué son ni aun por su aspecto. Por ejemplo, algo que puede parecer una patata es en realidad un ojo de pulpo hervido.
Por esto nos veíamos obligadas a preguntar a Aiti todo el rato “qué es esto?” “y esto qué es?” “and what is this?” “y esto qué es?”.
Bien, pues de tanto preguntar “and what is this?” básicamente revivíamos Borat una y otra vez. Y lo decíamos, una y otra vez. DIVERSIÓN quiso grabarlo y así lo hicimos.

Vídeo original:

Vídeo Demónibol:



Good times!

Pues eso. El Grillo me hizo un grilled cheese sandwich, y las patatas (que no ojos de pulpo hervidos) que compramos estaban bastante malas.

No dormí muy bien en mi cama hinchable porque no tenía almohada y tuve que utilizar el reposacuellos del avión. Pero dormí mis buenas horas, Demónibol style.

Hoy era la graduación de Aiti en la Universidad de Buceo de Japón. Tsukuba Daigon suena a Scuba Diving. Llovía. Al parecer siempre llueve en la graduación. Menos el año pasado que hubo un terremoto.

Entramos en el auditorio y nos sentamos bien lejos del escenario porque total, no importa no oír si no entiendes ni una palabra de lo que dicen. Salvo Scuba Diving, claro. Pero alguien vino y nos hizo ir a la TERCERA FILA. No sé, yo seguí la corriente, y no sabía qué estaba pasando en ningún momento.

Se levanta el telón. Se ve una orquesta y toca. Yo me quedo dormida. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que el 87% también está dormido. Asia.
En el escenario aparecen un montón de señores en traje sentados en sillas en fila. En el centro, un micrófono. Sale un señor y habla de scuba diving extensivamente. Luego aparece otro señor y también habla de scuba diving. Los profesores, que son los señores sentados, se duermen.
Sale gente a recibir cosas. No sé quiénes son ni qué reciben hasta el final que Aitana nos explica que son los summa cum laude. La gente se despierta para aplaudir un poco y luego siguen durmiendo.
Después salen unos chicos y cantan una canción. “Imagine The Future”, se llama. Y dice “Imagine the futuuuureeee... we shall walk togetheeeeer” y lo demás es Wichiwi Wikita Wakatomi. Más tarde Aiti y Car trataron de que la canción se nos pegase pero no tuvieron ningún éxito porque para eso estaba “Demónibol... tuturururu”.

En el acto de graduación había muchas tipas con kimono y una que iba vestida de Genghis Kahn. Fact.

El Grillo y yo salimos a echar una buena fika bajo la lluvia. Aiti nos encontró porque éramos las únicas personas con paraguas negro de toda la comitiva. Impresionante, eh?

Nos fuimos al otro edificio y el Grillo dio vueltas en círculo bajo la lluvia y nos hicimos fotos de DIVERSIÓN.

Después de eso fuimos a lo que era la graduación de Aiti. Nos sentamos en un aula al fondo. Todos los pupitres estaban limpios, nadie había dibujado penes ni puesto anarquía ni nada de eso. Asia.
Eso sí, la sala era como un congelador de carnicero, en iluminación, ambientazo y temperatura.

Nos dieron un papel donde te ponía en qué orden saldría la gente. Por supuesto era indescifrable pero a la cuarta persona o así que salía ya lo captamos. Confundimos el pupitre de Aiti con el de una que ponía RANIA así que la estuvimos llamando Rania toda la graduación.

Todos salían y les decían KAKOIKI, Nakamura, Hiro. KAKOIKI, Kobamatsu, Naoki. No sabíamos qué era kakoiki pero era una palabra popular. Cuando salió Rania silbamos y wooeamos como deberían hacer todos (Asia). Luego el profesor le dijo a Aiti que nos había oído y le había hecho gracia. Así me gusta, pasión patria.


Y luego yo me cabreé en mi línea de tengo frío, tengo hambre, odio este país etc. Es que había pasado mucho frío. Pero me puse muy contenta cuando Aiti se graduó porque significaba que ya no tenía que vivir en Tsukuba.

Yo quería comida y si podía ser, comida normal. Fuimos bajo la lluvia a un sitio “aquí al lado” llamado Coco’s. Yo pedí una pizza y unas patatas fritas. Score! Y Aitana y Car arroces. Y tres cervezas, claro. Luego shimaseneamos al camarero 3 veces más para pedir más patatas fritas. Y tres cervezas, claro.

Después nos fuimos a casa un rato antes de salir. Y salimos a un bar escocés de Tsukuba. Allí había gente de la Universidad. Car se dedicó a decirles a las rumanas que estaba deseando visitar Rumanía. Como si alguien alguna vez en la historia hubiese querido visitar Rumanía.
Yo me dediqué a caerme del taburete no una ni dos, sino tres veces. Es que eran taburetes especialmente diseñados para Kobe Bryant, Carmelo Anthony y Jeremy Lin.

Nos aburrimos allí y cambiamos de bar y vino Baptiste el francés. En el otro bar olía mal, pero pusimos música y jugamos un poco mal a los dardos.

Algunas estaban borrachas, otras locas, otras las dos cosas... Car se indignó porque el del bar le preguntó que por qué los españoles tenían las narices tan puntiagudas. En fin, fue una velada un tanto extraña y yo me alegré de marcharme a la casa. Además el hermano me cedió amablemente su almohada y entonces dormí como un pequeño lironcillo en invierno bien arropadito y arrullao.

Wednesday, April 4, 2012

Kichi Kimono Waaa o Day 4




Jueves, 22 de Marzo de 2012

Despertación. Alguien fue a por café y lo trajo. No fui yo. Yo nunca hago nada, soy como el eterno huésped. Pero proporciono risas y a veces pago.

Hoy teníamos que salir por ahí con las maletas porque volveríamos a Tsukuba a dormir. Así que hicimos las maletas y nos fuimos. Teníamos que dejar las llaves en el buzón y el buzón estaba en la puerta. Pero El Guía Tegucigalpa, en su orientación casi tan buena como la mía, decidió dar la vuelta entera al edificio varias veces buscando los buzones. No sé, igual que el Grillo lleva bolsas de basura como si fueran su equipaje porque nunca encuentra una papelera. Este tipo de cosas son las que nos suceden y te preguntas por qué pierdes tanto tiempo en el universo buscando cosas insustanciales.

De camino al metro Car quiso unas comiditas en el takeaway del Hitler japo, así que nos paramos. Yo fui a comprar algo de picoteo a otro combini y de paso conocí a un perruno que llevaba un chaleco muy new yorker. Probé un poco de calabaza en tempura de Car y morí un poco de la felicidad. Si cada díaaa que me das calabaza muero un poquiiiitooo...

Bueno pues nos fuimos a Shinjuku, una estación muy grande. Había un cartel con un mapa del mundo con flechas y cosas en japonés. Car preguntó “qué es eso?”. “Es un mapa de las alianzas nucleares de Japón y las consecuencias de un ataque de Korea del Norte en términos de bombas que apuntan a Estados Unidos”. “En serio?!”. El Grillo.

Luego el Grillo vio una librería. Entramos a echar un vistazo. Todo esto sin haber salido de la estación aún. Cuando vi los carteles de secciones que indicaban wachiwa, wichiwichi, jokiniwaru, etc, dije “qué demonios hago yo aquí”. Así que dije “os espero al fondo del túnel en la salida”. Quién iba a decir que iba a esperar 35 minutos a que salieran de la librería wachiwa. Pero así fue. Me gustó al salir, de todos modos: Barrio financiero, que el grillo odia jiji. Había un edificio molón como hecho de telas de araña. Y una placita con jovenzuelos ejecutivos. Y por supuesto suelos relucientes de parque temático. Está tan limpio el suelo que parece artificial. Más limpio que el de mi cocina. No es difícil.

Tras confundir a 7 u 8 parejas de japonesas con Aiti y Car, ya salieron. El Grillo se enfurruñó instantáneamente al ver el barrio financiero. Yo vi al fondo que había un parque con una cascada y dije “vamos a la cascada!”. Pero antes nos peleamos un poquito y fuimos al edificio del Ayuntamiento a mirar por las ventanas desde el piso 48. Se veía Tokyo. Sí, es igual de feo desde arriba que desde abajo, pero siempre mola ver vistas panorámicas de las ciudades.

Después de eso fuimos a mi cascada. Fue un fracaso por mi parte, aunque no especialmente sonoro. Era un parque con homeless y obras y la cascada era una estupidez. Pero nos sentamos a fumar allí como no podía ser de otra manera, en los bancos de la zona de fumar. Me parece bien que haya bancos para fumar. Así la gente que no fuma no se sienta en ellos y los contamina con su self-righteousness.

Después de eso fuimos a Roppongi a comer Oudon al restaurante ese. Te daban una salita exclusiva para ti con armario y todo. Yo comí sin zapatos. Es una costumbre que pienso adoptar en Occidente.
También voy a adoptar la de “SIMASHEN!” (no sé cómo es pero suena así). Básicamente consiste en que si quieres llamar al camarero en un restaurante gritas eso al aire y aparece un camarero, sin tener que hacer esas cosas que hacemos en Europa de “te ha visto?” “es que no hace contacto ocular” “me ignora” “nah ya me lo tomo sin sal”.
Pero bueno en algunos restaurantes, como este, el simashen va más allá y sólo tienes que tocar un timbrecito y viene un japo a tu puerta. Y lo puedes llamar todo el rato siendo un absoluto coñazo de cliente que no te va a mirar como “qué quieres ahora” como los camareros patrios.

Pedimos unos Oudon pequeñitos para cada una. En este sitio el menú venía traducido al inglés milagrosamente, así que no tuvimos tanto problema para elegir.

Primero llegó el plato de Car. Era básicamente un barreño como el del cocido de tu abuela. “Esto es pequeño??!?”. Al Guía le dio un ataque de risa. Ella siendo Tegucigalpa se puede beber todos los barreños de caldo de oudon. Luego llegaron los nuestros. El mío era más pequeñito como si fuéramos los tres ositos. Me gustó mucho, especialmente el alga en tempura, porque sabía a rebozado de boquerones fritos. Los oudon en sí pues sí, vale, bien, espaguetis gigantes. Habría preferido 2 kg de algas rebozadas. Kartoffen es así.

Me gustó el lugar porque estaba descalza, fumando, y bebiendo sake y coca cola zero. En Japón no beben Coca Cola y por tanto no hay Coca Cola Light. Creo que si hacéis un listado de las cosas que en Japón no hacen bien, se resume en “todas las cosas que más le gustan a Pec”.

Después de unas cuantas horas en el lugar, tuvimos que irnos. Porque para eso estamos en Tokyo, right?

Nos fuimos a DON QUIXOTE, la tienda de todo que hay en Roppongi. Venden todo. Disfraces, toallas. Disfraces para perros, toallas para perros. Es muy raro. Es infernal. Pero fascinante. Allí compré mi bandana banzai que tanto anhelaba. Y Car cogió tres pares de gafas de Groucho. Eso estaba ocurriendo.

Salimos y fuimos a otro Starbucks. Estamos en este Starbucks o en el de la vuelta de la esquina? Allí nos pusimos las gafas ya y nos hicimos unas fotos, cortesía de DIVERSIÓN.

Luego salimos y nos hicimos un montón de fotos chorra con la Tokyo Tower. Cuando anduvimos unos 2 metros más, vimos un sitio de recreativos al que íbamos a entrar para hacer el purikura ese. Pero primero nos echamos una fika delante de la policía en medio de la calle, claro. Desafiando la ley.

El sitio de recreativos era Mi Peor Pesadilla #2. Luz fosforita, música Wichi Kimono Waa a todo trapo y una japo gritando “Waa! Wichi WAA!” por interfonos que salían de todas partes. Aunque había una pecera con un Nemo y un Dori.
El purikura son las fotos esas que le pones chorradas y dibujitos y te hacen ojos raros y es una locura y las imprimes y haces pegatinas y luego no sé, las regalas en los cumpleaños. Quedaron muy chulas, pero luego las imprimen muy pequeñito y en mi opinión pasamos demasiado tiempo decorándolas mientras la chica del interfono seguía gritando en mi cara WICHI! WAA!

Demónibol quería salir de allí y echar una fika después de lo que habían parecido horas de ataque futurista robótico. Salimos, y echamos unas fikas.

Se hizo de noche en Roppongi y la tarea de sortear a las “zorras por la acera” se hacía más complicada. Las zorras por la acera son eso, las tías en bici que van por la acera. Y no te creas que te van a pitar ni nada, sólo te van a atropellar. Tampoco te van a hacer daño, porque ya sabéis que van a cero por hora, pero no sé, es molesto.

Luego fuimos a un parque y vimos la Tokyo Tower iluminada. Era un bonito parque, y había un árbol gondoriano. Car nos estaba haciendo unas fotos y se cabreó porque la llamé “Ray, fotógrafo” porque estaba usando contorsionismo y herramientas naturales como trípode. No era con mala intención. El grillo se pica.
En el parque echamos una fika mirando perros de lejos. Era agradable.

Fuimos a conocer el bar donde había trabajado Aiti, algo de Gaudí. Ya sabéis, fotos de Penélope Cruz, del Barsa y Alejandro Sanz de banda sonora. Y Estrella Damm. Nos tomamos algo. Los chicos del bar gritaron “Aichaaaaan!” y eso me gustó, que Aichan sea bien recibida. Hicimos fotos con las gafas de Groucho y un poco el gili. Y comimos aceitunas. Luego vino Raquel, y un amigo suyo.


Se nos acabaron los filtros para las fikas en el viaje así que tuvimos que ir comprando KENT, cigarrillos finos que tienen un doble filtro que si partes por la línea de puntos puedes usar la mitad adicional como filtro de fika de rolear y fumarte la fika KENT. Dos por uno! En el bar este se me acabaron otra vez los Kent. Así que hice mi incursión sola en Tokyo para comprar unos Kent. Me llevé el paquete vacío para que cuando yo dijese “Kent Nanotec kudasai” y me contestase “wachi wahi wiki wa wongaku totekuwa?” poder enseñárselo y decir “otro de estos”. No me acuerdo de cómo se dice “otro de estos” pero me lo aprendí para ese momento. Y luego me dijo wachi songohanda waku wito otra vez y me fui. Pero conseguí mis fikas.

Resulta que cuando los japos te hablan en las tiendas y piensas que están perdiendo el tiempo contándote algo que no entiendes, dicen algo así como: “Has comprado un paquete de Kent por 480 yenes. Me has dado 500 yenes. Te devuelvo 20 yenes y te doy las gracias por tu visita y manda recuerdos a tu madre de mi parte”.

Otra cosa del japonés es que resulta que “gracias” se dice “arigato gozaimas”. A que de toda la vida hemos dicho “arigato” o “domo arigato”? A que nadie ha dicho nunca “gozaimas”? No sé, es raro.

Volví al bar sana y salva con Kent y M&M’s, estuvimos un ratito más y luego dijimos “vámonos, el tren, el tren, el tren, peligro, el tren”. Teníamos que coger el tren, claro, para eso llevábamos todo el día con maletas por la ciudad.

Y fuimos al metro y Car (aka PESÁDIBOL) quería echarse una fika y le dijimos que no, que íbamos a perder el tren. Entonces se puso Gul Mohammed y se cabreó y entonces yo la insulté y nos peleamos. Me gusta pelearme antes de ir en metro porque así puedo escuchar música en el trayecto mientras miro con cara de cabreo o juego al Angry Birds.

En el Tsukuba Express nos metimos en el vagón de Sólo Tías. En Tokyo hay tantos pervertidos que hacen fotos debajo de las minifaldas y tocan culos de señoritas que no sólo hay un vagón de Sólo Tías, sino que también hay carteles específicamente prohibiendo hacer fotos debajo de las minifaldas en las escaleras mecánicas del metro. Ya he dicho lo de que son gente peculiar.

En Tsukuba volvimos a ir al Combini porque cómo no vamos a ir al Combini. No sé qué compramos. Queso? Tal vez Gul me hizo un sandwich de queso, no lo sé. Sólo sé que el snack de Gambas rebozadas de chocolate NO.
Creo que este día hicimos “and what ise this?”, pero eso ya lo contaré en la próxima entrada, que va a ser de un día más relajado.

Tuesday, April 3, 2012

Y si no hay mañana? Hoy no lo ha habido! o Day 3


21 de Marzo, 2012

Amaneció en Shibuya. Miércoles, 6 de la mañana. Salimos de BEARS y seguimos cantando y bailando en la calle. Un grupo de japos lo hizo también.
EDIT - Me olvidé por completo de que seguimos bebiendo.
Sí, pues salimos del karaoke, y nos fuimos al RED BAR, donde un día Raquel conoció a Beck y sin embargo nosotras nos conformamos con el camarero calvo que era un bordaco que no nos quiso dar un vaso de agua. Había animales en las paredes, y era rojo, y tenía candelabros, y estaba prohibido hacer fotos para preservar su autenticidad. Éramos las únicas que por la mañana temprano estaban en un bar de perdición. Pero es que los japos aparecen por la mañana así un poco más tarde, a las 7 o así. Crazy.
El Grillo había olvidado sus bufandas en el karaoke y Aiti entró a buscarlas y la pilló la puerta del ascensor. Como anécdota escrita no tiene gracia alguna, pero a nosotras nos pareció desternillante.

Era hora de desayunar y tomar un café.
Los cuervos también desayunaban en medio de la carretera, algo que parecía un filete de buey o una abuela pequeñita cruda. Menudas bestias salvajes.

Freshness Burger fue el lugar elegido para el desayuno. Yo pedí patatas fritas, Aiti una hamburguesa y Car una hamburguesa vegetal con queso.

La hamburguesa vegetal no lleva queso. Puedes ponerle queso? No. Pero tienes queso? Sí. Y no puedes ponérselo? No. Por qué? *japo se encoge de hombros y sonríe*
Los japos no hacen concesiones, aunque las pagues, pues el Sistema se hundiría. Tampoco van a quitarle la lechuga a tu hamburguesa, eso lo puedes hacer tú. Básicamente la única manera de ponerle queso a tu hamburguesa vegetal es pedirse una hamburguesa normal con queso y tirar todo menos el queso. SON GENTE PECULIAR.

El Grillo enfurruñado por su falta de queso se puso un poco tonta, pero luego le gustó su hamburguesa  vegetal. Mis patatas no eran nada que elogiar, pero era desayuno. El café… El café americano solo… era repugnante. Car sin embargo se bebió el mío y el suyo. No sé cómo pero es así.
Pienso que eran cerca de las 8 cuando salí a tomar el aire y vi movimiento en el H&M de enfrente. Entré a decírselo a Aiti y Car, que el H&M estaba abierto, que podíamos cambiarnos de ropa!! Pero era una ilusión, era gente limpiando o maniquíes cobrando vida. Se rieron de mí.

Tegucigalpa y Demónibol querían su dosis de Starbucks y en contra de las protestas de Grillo fuimos al Starbucks de Shibuya, desde donde se ruedan las pelis. En la entrada había un poster de MONEYBALL y nos encantó. La tipa de la caja era imbécil, lo cual es poco común. Pero tomamos nuestros cafés. Y Car se tomó 2 espressos de €17. Subimos y miramos la calle. Car quiso que se le hiciera una foto cruzando Shibuya ya que ella no tenía del día anterior, así que bajó a cruzar mientras Aiti le haría una foto desde arriba. El Grillo tiene ocurrencias curiosas. Como sentarse en el paso de cebra de Shibuya. Y tumbarse en él. Mientras la gente lo cruza. Eso es así.



Luego vino la de la caja diciendo que no se podían hacer fotos. Pues ya están hechas, zorra.

Salimos de ese lugar para poder fumar, y nos quedamos ahí en la acera del Starbucks. Car y Aiti se sentaron en el suelo. En este punto de la historia hay que destacar que Car se llevó a este viaje su abrigo de HOBO, y Aitana llevaba unas 48 horas con el mismo gorro de señora de las palomas de Solo en Casa 2. Ahí, sentadas en el suelo. Como no se levantaban, fundamos el movimiento OCCUPY TOKYO, ya que ahí no lo hay. Cómo lo va a haber, si no pueden pedir una hamburguesa sin lechuga y no les importa? Creo que en algún punto empecé a gritar “FREEDOM! AMERICA!” por lo del queso. No sé.

Y cruzamos otra vez Shibuya. Y nos metimos en la estación. Y cogimos un monorraíl, monorraíl! Nos llevó por los aires y vimos la ciudad. Aunque yo me quedé un poco catacrocker, molaba. Salimos y esperamos a que Grillo saliese del baño. Nos enfadamos un poco porque tardó mucho, y nos explicó que es que había tenido que mear como el actor de cine adulto enano doble de Gordon Ramsay (sí, quien no sepa cómo es eso, pues no puedo ayudarle). En el clima irritable del no dormir y la rascucia que hacía, salimos hacia el mar. Cuál fue mi sorpresa cuando vi la Estatua de la Libertad! AMÉRICA! Oh América, qué bella nación, bajo el sol, junto al mar, Lady Liberty, cuánto te he echado de menos.

Vale, este no es un relato de ficción. Obviamente no era América. Pero en Odaiba hay una estatuita de la libertad. Y eso es fabuloso. De fondo un puente de Brooklyn a la japonesa (es decir, feo) y la playa.

Y nos fuimos a la playa. Nada es más cómodo en un día de viento, con la ropa de 24 horas que cruje, y con zapatos con agujeros en las suelas, que andar por la arena! Y tumbarse en ella! Y comérsela! Lo pasamos bien allí. Y aquí nació otro mote para Car. Car estaba en un COFFEE HIGH y hacía vídeos y fotos y se levantaba y se sentaba y movía la arena y hacía fotos y vídeos... Entonces Aiti se irritó. “Siempre tiene que estar haciendo algo! DIVERSIÓN! Más fotos! Más vídeos! DIVERSIÓN!” Car era ahora “DIVERSIÓN!”. Por supuesto esto hirió los sentimientos de DIVERSIÓN.

Nuestro guía nos tenía preparada la sorpresa de volver en barco. Compró los pasajes (jiji) del que salía a las 12. Teníamos una hora así que fuimos a buscar comida. Car/Grillo/DIVERSIÓN perdió su coffee high y se frikó out porque no había dormido y no se sentía bien. Los grillos no acostumbran a este ritmo de vida, supongo. El guía también se frikó out, pero no sé por qué. Yo me friké out porque estábamos en un centro comercial rosa con una tienda de cachorros kawaii que me frikan out porque los quiero todos. Quiero liberarlos, llevármelos a un paraje donde no tengan que llevar tutús, y asegurarme de que con ellos en mi ejército las tiendas de animales monísimos son erradicadas. Y todos viven conmigo. Sí, Megan, Bridesmaids, 9 perros. Lo sé, lo sé.

Fuimos al Subway a comprar unos subs. El surrealismo es cuando tu amiga se cabrea en japonés con un empleado del Subway.

Mi sub era, una vez más, un asco. Es que los japos no son de queso, tampoco, entonces no lo saben usar.

Barquito!! Entraba el sol y no hacía frío ahí dentro, así que el Churk aprovechó el rato de sightseeing para dormirse encima de la mesa. El Churk se duerme donde quiere. El Grillo me tapó con la bufanda de Aiti. Yo era la única que por el momento se mantenía sin tener aspecto de homeless. Gracias Grillo por cambiar esto.

Llegamos a Asakuza (creo) y Lee y Lee se hicieron una foto con un edificio emblemático de la cerveza Asahi. De camino al hogar, nos paramos a fumar en una esquina. Fumar sin dormir es malo. Y paseamos por un mercado, y fuimos a un templo budista con las chanclas de Buda. Todo esto que estaba ocurriendo no era porque estemos locas, sino porque estaba de camino a casa. Y luego cogimos el metro, no os vayáis a creer que se puede ir andando a alguna parte. Y pienso que alrededor de las 15:30 llegamos y nos fuimos a dormir!!! Un par de horicas. Y por eso este post se titula “Y si no hay mañana? Hoy no lo ha habido!” o cómo llevar tres días en Tokyo y haber dormido sólo una vez.

Pero amigos, el día no ha terminado, claro! Y si no hay mañana? Hoy no lo ha habido!
Salimos a Shimokita otra vez. Fuimos paseando un poquito hacia el Tibet Tibet, lugar donde Aichan reservaría su leaving nomijodai. Por supuesto tomamos allí una cerveza, porque para qué parar.
Después decidimos al unísono que nos apetecía cenar Thai, mientras el Grillo miraba con anhelo tiendas de discos y cosas que le flipaban, como por ejemplo las farolas. #shitthatcarsays
Encontramos un Thai pero así desde fuera no molaba, así que nos recorrimos Shimokita para luego volver al mismo Thai porque no había otro.  Fue satisfactorio, mi arroz a la “de siempre” estaba muy rico. El dueño, el señor Hashimoto, había vivido su infancia en Las Palmas de Gran Canaria. O similar. En su tiempo libre gustaba de la fotografía de pájaros en las montañas, y nos regaló unos álbumes.

No recuerdo ninguna novedad intrínseca en el camino de vuelta a casa, la verdad. Probablemente paramos en ocho combinis distintos a comprar ocho chorradas distintas. Probablemente había gente dormida en el metro, y otros leyendo hentai, y yo haría una de mis canciones. Allí la gente en el metro no habla. Sólo yo.

El tatami el segundo día es ya como una almohada de plumas fabricada para los Dioses. Dormir.

Sunday, April 1, 2012

Motorcycle Emptiness, o Day 2



20 March 2012

Es conocido que entre las costumbres del Churk Común está el dormir a pierna suelta sin importar el ecosistema que lo rodee.
El Churk puede dormir durante un desfile de las fuerzas armadas, una manifestación de bomberos, un huracán o, en el caso del día que nos ocupa, el incesante sonido de una manivela rudimentaria que acciona el calentador de gas de una arcaica ducha sin instrucciones y las amargas quejas de Aiti y Car al respecto. *crac crac crac crac* "Jodeeeeer!" "Ahora!" "No!" "Mierda!" "Frío!"

Yo ya había asumido que iba a pasar otras 24 horas sin ducharme, ya que Demónibol es más sensible al agua fría que a las capas de mugre (Sequeros, anyone?), pero gracias a un chaval en Google y a la perseverancia de Aitana, el calentador se accionó.
Para los no versados en esa cultura extraña, os diré que sus duchas están en medio de una habitación con un desague en el suelo. Al lado tienen una bañera de alrededor de 1 metro cuadrado. La costumbre es llenar la bañera enana esa, ducharse fuera en el suelo, y luego meterse limpio en el cuadrado. El agua de la bañera enana es para toda la familia, ya que teóricamente te has metido ahí dentro limpio. Más o menos es como reutilizar la leche de los cereales para tu hermano, si tienes cuidado de no escupir en ella.

Como no somos raperas ni nos hemos rapado la cabeza en un ataque de locura transitoria, tardamos en salir de casa unas tres horas y cuarto.

El 38-10 de Sasazuka por la mañana es otra experiencia distinta. Lucía el sol y había un almendro en flor en la puerta. También, nuestro guía sabía llegar en línea recta al metro de la KEIO line. Pero primero, café.
En Japón no son de café pero sí son de leche de soja, así que por lo menos sabemos que donde hay café bebible, hay también soja. Fuimos al EXCELSIOR, donde Aiti y yo pedimos nuestros Lattes grandes y el Grillo su grillo ruidoso. A pesar del olor nauseabundo que emitía, nos sentamos en la zona de fumadores, para FUMAR. Somos gente que apesta, eso es así. En este punto nació uno de los motes de Aitana. Yo iba por mi tercer trago disfrutando de mi café y TEGUCIGALPA ya se había bebido el suyo y estaba mordiendo la tapa. Tegucigalpa suena a alguien que da tragos muy grandes, y no dejaré que nadie me lo discuta. Por eso la llamé así. He dicho.

Después cogimos el metro/tren/aparato que va por la ciudad pero que tienes que pagar €1.2M cada vez que te cambias de línea, con la subsecuente desorientación absoluta y los yenes que no pesan y no sabes que tienes ni cuánto es su valor.

Nos bajamos en Shinjuku para cambiar e ir a Yoyogi, para ir al parque del templo sintoísta. Vimos unas bodas japos, con japos contentas que andan con los pies para dentro. A Lee y Lee les gustó, pues lo que más les gusta es hacer sightseeing. También le gustó mucho al Grillo, que escribió sus plegarias e hizo los rezos siguiendo las perfectas instrucciones de la mímica de otros japos que rezaban.
A Demónibol también le gustan los parques, si bien se pone un tanto alterable si no puede echar una buena fika.

Luego ya iba siendo hora de jamar. Anduvimos un poco y compramos yakisoba (tallakos) y unas buenas Asahi (birras). Una buena comida para llevar por el módico precio de alrededor de trescientos ochenta y cinco euros. Nos sentamos a comer y beber enfrente de un laguito por el cual pasaban perros pequeños vestidos hasta con pantalones. Mis yakisoba sin nada eran especialmente repugnantes, pero habría sido peor que hubieran tenido jengibre como los de las demás. A Aiti y Car les gustaron. Pero al que más le gustaron fue a un CUERVACO de 50 centímetros de largo que se abalanzó sobre el envase y directamente ROBÓ lo que quedaba con hambre y agresividad. Tegucigalpa tiene mucho miedo de los cuervos, y se levantó e hizo un amago de ahuyentarlo. Fue un acto bastante cómico, y reímos al respecto.
Seguían viniendo perros, y nos querían, y decíamos "kawaiiiii" a todos.

Y tras unas diecisiete fikas, nos fuimos a ver los sakuras (cerecicos en flor) y los perros que se hacían fotos en los sakuras. El perro más popular de Tokyo es el caniche enano o, como nosotras lo llamamos, "el blandito". Ayyy qué blanditos todos. Daban un poco de pena con pantalones, los pobres. Pero bueno, los quieren. También vimos un beagle de circo con jersey que andaba sobre una pelota gigante.

Siguiente paso, mi peor pesadilla: HARAJUKU! Una calle atestada de gente y llena de tiendas pequeñas en las que el grillo entra, y ve, y prueba. Mi determinación fue esperarlas al final de la calle y bajarla sola entre la muchedumbre, cantando MOTORCYCLE EMPTINESS a todo volumen, claro. Una loca más en Tokyo no llama la atención de nadie.

Siempre pensé que si alguna vez iba a Asia sería muy fácil encontrar al Grillo entre la población ya que, bueno, no es china. Pues no. Todas llevaban gabardina y todas eran ella. Sobre todo las viejas jiji. Estuve esperando, viendo pasar gente rara, gente normal, mucha gente, y cuatro jugadoras de la selección australiana de baloncesto femenino (eso ponía en sus camisetas). Esas sí que no se camuflaban entre los transeúntes.

Una vez reunited, seguimos caminando. Paramos a comprar más cerveza japo en el combini (esto es como llaman a los chinos allí) y nos topamos con la Design Festa Gallery, que molaba, y vimos que se podía entrar con nuestras cervezas, fumar, y además gochar su Wi-Fi. Como somos un poco lerden, nos quedamos en el patio ese como hora y media tranquilamente.

Y después fuimos a cruzar la calle de Shibuya, el paso de cebra más transitado del mundo. Me imagino que es el más transitado si la mitad de la gente es igual de lerden que nosotras, ya que cruzamos unas ocho o nueve veces intentando hacernos una foto Motorcycle Emptiness. La foto de hoy es el resultado. Más o menos.

Cuando ya era hora de parar y empezar a tomar unos coctelazos (sic), fuimos a un sitio llamado CANICHE (o algo) que era bastante mítico. Yo escogí una butaca de Godfather (Demónibol Godfather, thank you very much) y unos Long Island Ice Teas. Esto era de mi cortesía y no escatimamos en el consumo. A Car y Aiti les gustó un japo ninja industrial que teníamos en la mesa de al lado. A mí me gustaron las patatas fritas.

Al salir de aquí, cantamos Motorcycle Emptiness por la calle. Y mientras cantábamos, a un tipo se le cayó la moto aparcada al suelo, se abrió su transportín, y se salieron sus cosas. MOTORCYCLE EMPTINESS. El universo es FASCINANTE con sus conexiones cósmicas.

Más bares, más Mastercard! Esta vez el Rocknococoro, o ロックのこころ. Me gusta el kanji ese de la carica sonriente. Y este gran bar tenía Wi-Fi. Y estaban poniendo una música terrible pero Car dijo que pusieran los Libertines y pusieron el disco entero de los Libertines. Los japos son amables.

Y luego qué pensáis? Pues KARAOKE. Karaoke BEARS. Esta vez pedimos NOMIJODAI (que es como barra libre, nomijodai!). Otra vez Bon Jovi (claro), otra vez Flash Delirium (igual de mal), Stone Roses (si me oye Ian Brown me pega un puñetazo), etc.

Y el día continúa, pero lo voy a zanjar aquí en las 6 de la mañana de un frío miércoles. En la siguiente entrega, veremos Nueva York, Matalascañas, más cuervos voraces, #OccupyTokyo, etc.

Good day.