Wednesday, April 4, 2012

Kichi Kimono Waaa o Day 4




Jueves, 22 de Marzo de 2012

Despertación. Alguien fue a por café y lo trajo. No fui yo. Yo nunca hago nada, soy como el eterno huésped. Pero proporciono risas y a veces pago.

Hoy teníamos que salir por ahí con las maletas porque volveríamos a Tsukuba a dormir. Así que hicimos las maletas y nos fuimos. Teníamos que dejar las llaves en el buzón y el buzón estaba en la puerta. Pero El Guía Tegucigalpa, en su orientación casi tan buena como la mía, decidió dar la vuelta entera al edificio varias veces buscando los buzones. No sé, igual que el Grillo lleva bolsas de basura como si fueran su equipaje porque nunca encuentra una papelera. Este tipo de cosas son las que nos suceden y te preguntas por qué pierdes tanto tiempo en el universo buscando cosas insustanciales.

De camino al metro Car quiso unas comiditas en el takeaway del Hitler japo, así que nos paramos. Yo fui a comprar algo de picoteo a otro combini y de paso conocí a un perruno que llevaba un chaleco muy new yorker. Probé un poco de calabaza en tempura de Car y morí un poco de la felicidad. Si cada díaaa que me das calabaza muero un poquiiiitooo...

Bueno pues nos fuimos a Shinjuku, una estación muy grande. Había un cartel con un mapa del mundo con flechas y cosas en japonés. Car preguntó “qué es eso?”. “Es un mapa de las alianzas nucleares de Japón y las consecuencias de un ataque de Korea del Norte en términos de bombas que apuntan a Estados Unidos”. “En serio?!”. El Grillo.

Luego el Grillo vio una librería. Entramos a echar un vistazo. Todo esto sin haber salido de la estación aún. Cuando vi los carteles de secciones que indicaban wachiwa, wichiwichi, jokiniwaru, etc, dije “qué demonios hago yo aquí”. Así que dije “os espero al fondo del túnel en la salida”. Quién iba a decir que iba a esperar 35 minutos a que salieran de la librería wachiwa. Pero así fue. Me gustó al salir, de todos modos: Barrio financiero, que el grillo odia jiji. Había un edificio molón como hecho de telas de araña. Y una placita con jovenzuelos ejecutivos. Y por supuesto suelos relucientes de parque temático. Está tan limpio el suelo que parece artificial. Más limpio que el de mi cocina. No es difícil.

Tras confundir a 7 u 8 parejas de japonesas con Aiti y Car, ya salieron. El Grillo se enfurruñó instantáneamente al ver el barrio financiero. Yo vi al fondo que había un parque con una cascada y dije “vamos a la cascada!”. Pero antes nos peleamos un poquito y fuimos al edificio del Ayuntamiento a mirar por las ventanas desde el piso 48. Se veía Tokyo. Sí, es igual de feo desde arriba que desde abajo, pero siempre mola ver vistas panorámicas de las ciudades.

Después de eso fuimos a mi cascada. Fue un fracaso por mi parte, aunque no especialmente sonoro. Era un parque con homeless y obras y la cascada era una estupidez. Pero nos sentamos a fumar allí como no podía ser de otra manera, en los bancos de la zona de fumar. Me parece bien que haya bancos para fumar. Así la gente que no fuma no se sienta en ellos y los contamina con su self-righteousness.

Después de eso fuimos a Roppongi a comer Oudon al restaurante ese. Te daban una salita exclusiva para ti con armario y todo. Yo comí sin zapatos. Es una costumbre que pienso adoptar en Occidente.
También voy a adoptar la de “SIMASHEN!” (no sé cómo es pero suena así). Básicamente consiste en que si quieres llamar al camarero en un restaurante gritas eso al aire y aparece un camarero, sin tener que hacer esas cosas que hacemos en Europa de “te ha visto?” “es que no hace contacto ocular” “me ignora” “nah ya me lo tomo sin sal”.
Pero bueno en algunos restaurantes, como este, el simashen va más allá y sólo tienes que tocar un timbrecito y viene un japo a tu puerta. Y lo puedes llamar todo el rato siendo un absoluto coñazo de cliente que no te va a mirar como “qué quieres ahora” como los camareros patrios.

Pedimos unos Oudon pequeñitos para cada una. En este sitio el menú venía traducido al inglés milagrosamente, así que no tuvimos tanto problema para elegir.

Primero llegó el plato de Car. Era básicamente un barreño como el del cocido de tu abuela. “Esto es pequeño??!?”. Al Guía le dio un ataque de risa. Ella siendo Tegucigalpa se puede beber todos los barreños de caldo de oudon. Luego llegaron los nuestros. El mío era más pequeñito como si fuéramos los tres ositos. Me gustó mucho, especialmente el alga en tempura, porque sabía a rebozado de boquerones fritos. Los oudon en sí pues sí, vale, bien, espaguetis gigantes. Habría preferido 2 kg de algas rebozadas. Kartoffen es así.

Me gustó el lugar porque estaba descalza, fumando, y bebiendo sake y coca cola zero. En Japón no beben Coca Cola y por tanto no hay Coca Cola Light. Creo que si hacéis un listado de las cosas que en Japón no hacen bien, se resume en “todas las cosas que más le gustan a Pec”.

Después de unas cuantas horas en el lugar, tuvimos que irnos. Porque para eso estamos en Tokyo, right?

Nos fuimos a DON QUIXOTE, la tienda de todo que hay en Roppongi. Venden todo. Disfraces, toallas. Disfraces para perros, toallas para perros. Es muy raro. Es infernal. Pero fascinante. Allí compré mi bandana banzai que tanto anhelaba. Y Car cogió tres pares de gafas de Groucho. Eso estaba ocurriendo.

Salimos y fuimos a otro Starbucks. Estamos en este Starbucks o en el de la vuelta de la esquina? Allí nos pusimos las gafas ya y nos hicimos unas fotos, cortesía de DIVERSIÓN.

Luego salimos y nos hicimos un montón de fotos chorra con la Tokyo Tower. Cuando anduvimos unos 2 metros más, vimos un sitio de recreativos al que íbamos a entrar para hacer el purikura ese. Pero primero nos echamos una fika delante de la policía en medio de la calle, claro. Desafiando la ley.

El sitio de recreativos era Mi Peor Pesadilla #2. Luz fosforita, música Wichi Kimono Waa a todo trapo y una japo gritando “Waa! Wichi WAA!” por interfonos que salían de todas partes. Aunque había una pecera con un Nemo y un Dori.
El purikura son las fotos esas que le pones chorradas y dibujitos y te hacen ojos raros y es una locura y las imprimes y haces pegatinas y luego no sé, las regalas en los cumpleaños. Quedaron muy chulas, pero luego las imprimen muy pequeñito y en mi opinión pasamos demasiado tiempo decorándolas mientras la chica del interfono seguía gritando en mi cara WICHI! WAA!

Demónibol quería salir de allí y echar una fika después de lo que habían parecido horas de ataque futurista robótico. Salimos, y echamos unas fikas.

Se hizo de noche en Roppongi y la tarea de sortear a las “zorras por la acera” se hacía más complicada. Las zorras por la acera son eso, las tías en bici que van por la acera. Y no te creas que te van a pitar ni nada, sólo te van a atropellar. Tampoco te van a hacer daño, porque ya sabéis que van a cero por hora, pero no sé, es molesto.

Luego fuimos a un parque y vimos la Tokyo Tower iluminada. Era un bonito parque, y había un árbol gondoriano. Car nos estaba haciendo unas fotos y se cabreó porque la llamé “Ray, fotógrafo” porque estaba usando contorsionismo y herramientas naturales como trípode. No era con mala intención. El grillo se pica.
En el parque echamos una fika mirando perros de lejos. Era agradable.

Fuimos a conocer el bar donde había trabajado Aiti, algo de Gaudí. Ya sabéis, fotos de Penélope Cruz, del Barsa y Alejandro Sanz de banda sonora. Y Estrella Damm. Nos tomamos algo. Los chicos del bar gritaron “Aichaaaaan!” y eso me gustó, que Aichan sea bien recibida. Hicimos fotos con las gafas de Groucho y un poco el gili. Y comimos aceitunas. Luego vino Raquel, y un amigo suyo.


Se nos acabaron los filtros para las fikas en el viaje así que tuvimos que ir comprando KENT, cigarrillos finos que tienen un doble filtro que si partes por la línea de puntos puedes usar la mitad adicional como filtro de fika de rolear y fumarte la fika KENT. Dos por uno! En el bar este se me acabaron otra vez los Kent. Así que hice mi incursión sola en Tokyo para comprar unos Kent. Me llevé el paquete vacío para que cuando yo dijese “Kent Nanotec kudasai” y me contestase “wachi wahi wiki wa wongaku totekuwa?” poder enseñárselo y decir “otro de estos”. No me acuerdo de cómo se dice “otro de estos” pero me lo aprendí para ese momento. Y luego me dijo wachi songohanda waku wito otra vez y me fui. Pero conseguí mis fikas.

Resulta que cuando los japos te hablan en las tiendas y piensas que están perdiendo el tiempo contándote algo que no entiendes, dicen algo así como: “Has comprado un paquete de Kent por 480 yenes. Me has dado 500 yenes. Te devuelvo 20 yenes y te doy las gracias por tu visita y manda recuerdos a tu madre de mi parte”.

Otra cosa del japonés es que resulta que “gracias” se dice “arigato gozaimas”. A que de toda la vida hemos dicho “arigato” o “domo arigato”? A que nadie ha dicho nunca “gozaimas”? No sé, es raro.

Volví al bar sana y salva con Kent y M&M’s, estuvimos un ratito más y luego dijimos “vámonos, el tren, el tren, el tren, peligro, el tren”. Teníamos que coger el tren, claro, para eso llevábamos todo el día con maletas por la ciudad.

Y fuimos al metro y Car (aka PESÁDIBOL) quería echarse una fika y le dijimos que no, que íbamos a perder el tren. Entonces se puso Gul Mohammed y se cabreó y entonces yo la insulté y nos peleamos. Me gusta pelearme antes de ir en metro porque así puedo escuchar música en el trayecto mientras miro con cara de cabreo o juego al Angry Birds.

En el Tsukuba Express nos metimos en el vagón de Sólo Tías. En Tokyo hay tantos pervertidos que hacen fotos debajo de las minifaldas y tocan culos de señoritas que no sólo hay un vagón de Sólo Tías, sino que también hay carteles específicamente prohibiendo hacer fotos debajo de las minifaldas en las escaleras mecánicas del metro. Ya he dicho lo de que son gente peculiar.

En Tsukuba volvimos a ir al Combini porque cómo no vamos a ir al Combini. No sé qué compramos. Queso? Tal vez Gul me hizo un sandwich de queso, no lo sé. Sólo sé que el snack de Gambas rebozadas de chocolate NO.
Creo que este día hicimos “and what ise this?”, pero eso ya lo contaré en la próxima entrada, que va a ser de un día más relajado.

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