Tuesday, January 15, 2013

Cosas nuevas

El año 2013 ha empezado lleno de nuevas experiencias y curiosidades. Si bien la raíz de todas las experiencias y curiosidades se forjó en 1985, he descubierto algunas cosas en estos pocos días de Enero.


Cuando me levanto por la mañana soy Farrah Fawcett.
Ese pelo ochentero de ángel de Charlie es inequívocamente genuino. No se puede hacer a propósito, y es claramente la manera en la que canalizo el espíritu de esa mujer. No se por qué me ha elegido a mí, pero nadie puede ayudarme.
Descubrimiento #1: Soy medium.

Mis compañeros de piso me copian la comida.
El sábado, tras una mañana de resaca en estado Mar Adentro Sampedro, conseguí reunir las fuerzas necesarias para ir al supermercado a hacer una compra de comida humana, habiendo sobrevivido los dos días anteriores con un total de un plátano, dos raciones de patatas fritas y un sandwich de queso.
Compré mis clásicos ingredientes de llenar tupperwares para subsistir sin volver a cortar una cebolla en un par de semanas. La elección culinaria de ese día fue hacer unas lentejas, y dejar unos garbanzos en remojo para cocinar al día siguiente.
Cuando volví a casa el domingo por la noche, en la cocina había tupperwares de lentejas, y Cedric entró mientras yo estaba haciendo judías verdes y puso unos garbanzos en remojo.
Ayer no me fijé, pero seguro que hicieron judías verdes. A lo mejor hoy hago una col seca con chocolate. Y ENTONCES QUÉ VAIS A HACER, EH? QUÉ VAIS A HACER?
Descubrimiento #2: Soy una inspiración.

Mi trabajo está excepcionalmente lejos de mi casa. Y del mundo civilizado.
Aunque sólo llevo cinco días de extreme commuting, puedo decir que no he repetido ruta ninguna vez.
El primer día había quedado en Earls Court para ahorrarme el dinero del billete de tren. Esto se truncó debido a problemas de salud infantiles y tuve que ir a Wimbledon. Todos sabemos que se debe a la Maldición de Las Gilipollas de Earls Court.  A la vuelta tuve que volver a Wimbledon para recoger material de limpieza y dejar las llaves de mi ya ex-hogar. Me dio cosa dejar las llaves dentro y no lo hice. Un viaje bastante inútil.
El segundo día recorrí la ruta óptima: Overground a las 7:15, metro a las 7:30, tren a las 7:54, oficina a las 8:30. A la vuelta, un señor decidió que quería morir en Earlsfield y los trenes fueron parados y retrasados para siempre. Una pinta, dos autobuses, pasar por el ex-hogar a dejar las llaves dentro definitivamente y de paso mear, me situó en mi casa cuatro horas más tarde de lo estimado.
El tercer día decidí que el Overground está demasiado cerca de mi casa y no me da tiempo a echar una fika por el camino. Así que fui a Dalston Junction para poder echar una fika. A mitad de recorrido decidí que mejor recorría la ciudad de una manera diferente, y cambié a la Jubilee line en Canada Water, bajé en Waterloo y allí cogí el tren de Basingstoke. A la vuelta me fui en coche.
El cuarto día, ayer, decidí coger la ruta óptima a la ida, si bien en lugar de a las 7:15 fue a las 8:40. A la vuelta, decidí ir a Victoria a tomar una cerveza y luego otra en Dalston Kingsland y caminar desde allí.
El quinto día, hoy, he decidido coger un tren en Hackney Downs, coger la Central en Liverpool Street, cambiar en Bank, coger la Waterloo & City y coger el tren de Basingstoke.
La conclusión final es que para disfrutar del extreme commuting hay que huir de la rutina y probar nuevos itinerarios.
Descubrimiento #3: Toda mi vida es un chiste.