Friday, August 31, 2012

Watch out, the world's behind you



Desayunar en el Troubadour es uno de los mayores placeres que te puede brindar la vida. Pub mítico, en línea directa desde el hogar, con leche de soja, patatas fritas finas y camareros que descienden de Dios el Creador del Universo. Como siempre, decir que si comiera bacon eso ya sería apoteósico, pero como no lo como, pues nada.
Habíamos quedado con Bobby para celebrar su cumpleaños desayunando, pero como es tonto, pues no apareció. Pero apareció algo mucho mejor! Esto:

Menudo perro! Yo por supuesto no sabía que era Adele la que lo llevaba, pues sólo tenía ojos para el cánido. Menudo perro.
Estuvimos allí pasando mucho tiempo y después del desayuno nos pasamos a la bebida. Yo tomé un Long Island Ice Tea y unas cervezas.
Hacía un sol radiante, así que nos cambiamos a un pub con azotea. The Pembroke, básicamente el pub de al lado.

Me gustaría decir que hicimos algo más que churrar y rajar, pero estaría mintiendo. Las horas se consumen como el dinero en mi bolsillo: fugazmente y sin nada material que lo justifique. Pero, y lo bien que lo pasamos?

Lo malo de las azoteas es que no te das cuenta del musicón que ponen dentro del pub. Y el espejo del baño sabía a mantequilla.


Un domingo que empieza temprano te hace disfrutar del día al máximo, decidiendo que por qué no vas a ir al 12 Bar Club a ver la Open Mic Night y tomar otra cerveza. Vimos dos conciertos estupendos, de una pareja de contables y un bluesman, y uno verdaderamente horrible. Era tan, tan malo el pobre chaval, que nos tuvimos que ir. Nosotras y el resto del bar. Pobre chaval.

Por supuesto antes de ir a casa, paramos en Cafeteria a comer algo. Suspiros.

Lo bueno de beber por el día es que la resaca llega a las 11 de la noche cuando te vas a dormir, y puedes empezar el lunes de una manera fresca y desenfadada y estropear tu vida yendo a la oficina.
A continuación, una serie de cosas que me gusta más hacer que ir a la oficina:
-          No ir a la oficina
-          Comer alcachofas
-          Tener fiebre
-          Jugar a la petanca
-          Ver películas de Godard

Eso último es mentira, la verdad es que prefiero trabajar antes que ver películas de Godard.

Bueno, es igual. Esa tarde fuimos a cenar al Thai, una vez más. Car y Viveka estaban de muy mal humor por haber quedado encerradas en la Central Line durante 40 minutos gracias a las Olimpiadas. Para vivir en esta ciudad hay que estar curtida, amigas.
Yo estuve analizando en cuántas mesas me había sentado del Thai y en esa zona eran un total de 7. Lo cual me lleva a que me jode que no me saluden cada vez que voy, porque, joder, VOY MUCHO.

Tras la cena, decidimos ir a sentarnos a echar unas fikas en el Round Pond. Dijimos “está aquí al lado”. No puede estar más al lado, en serio. http://goo.gl/maps/EjU6g

Nos sentamos allí, pero había chavs jugando al hacky sack y lo arruinaron un poco.

Y esto fue el último día de la estancia de Viveka, que pronto volverá, sobre todo porque ha dejado aquí la máscara de gato.

Tuesday, August 28, 2012

La lección del día



Salir de casa por las mañanas, esa ardua tarea. Especialmente si el plan es ir a Portobello, mi plan favorito. NOT. Pero lo hago, porque los amigos lo quieren, y es bien sabido que yo soy una persona super transigente. NOT.

Yo no valgo mucho como anfitriona, ya que dejo a mis huéspedes que se sientan como en su casa: haz lo que quieras, simplemente no me molestes. Consuela sin embargo es una gran anfitriona que nos prepara tostadas y cafés, aunque no sea su casa. Yo lo permito y asiento con gratitud. Es por eso que la casa te atrapa y no te vas a Portobello hasta las tres y media de la tarde, lo que te sitúa allí cuando todo ha cerrado ya. Por supuesto esto me viene de maravilla porque es mucho menos tiempo de aguantar ese calvario.

Yo tenía que comprarme mis gafas de hipster, porque se me antojaron. He recibido muchos insultos al respecto, y los comparto, no debería ponerme gafas de hipster que no sirven para ver. Pero es que me gustan. Me gusta cómo enmarcan mi mirada pretenciosa.

Antes de irnos paramos a que, cómo no, las chicas se alimentaran, porque ellas son así. Paramos en el japonés de la estación. Yo me tomé una couk y me salí a echar una fika. Claro! Con mis gafas de hipster, a juzgar a los transeúntes.

En Portobello fuimos bastante rápido esquivando españoles hasta Golborne Road. Yo me paré en un sitio vegano a tomar una salchicha vegana con queso vegano en cornish pastry vegano. Y una cerveza de jengibre orgánica vegana. Creedme cuando os digo que daría un pie, aunque a nadie le interese tener mi pie, por ser hipnotizada para comer vacas de nuevo. VACAS ENTERAS. Pero de momento me tengo que conformar con seguir en mi vegetarianismo de palo, con mis gafas no graduadas. Estoy a esto “ “ de comprarme una pajarita.

Vimos algunos puestecillos y tiendas, y paramos a echar bastantes fikas. En Golborne Road presenciamos una pelea de camorristas. Citando a Virch, “London can be superposh and megadodgy from one street to the other”.
Íbamos buscando un pub muy guay pero nunca lo encontramos porque nos rendimos justo antes de doblar la esquina donde se encontraba.


Cambiamos el rumbo y cogimos un autobús a Chalk Farm. Porque es mi barrio favorito, donde he de vivir cuando me case con John Gallagher Jr, y vayamos a pasear a nuestros tres perros, Gatsby, Harper y John Gallagher The Third, por Primrose.
Antes de subir a Primrose paramos en The Queens Pub. Juraría que antes se llamaba The Prince Something, pero ahora se llama The Queens. Allí conocimos a dos perros y vimos unos chickenlagers. Yo sólo quiero ser superposh e ir a navegar.

Subimos la colina sin mirar atrás como manda la tradición. Nos sentamos allí arriba mirando las vistas. Somos gente tradicional.
El Grillo se había cortado el pelo esa mañana, como casi todas las mañanas, obteniendo por mi parte los clásicos comentarios “pareces un inca”, “Kevin el niño de Perú”, etc... Le hice unas fotos en su clásico corretear por el prado en círculos. Cuando las miramos surgió esto:


Parece que su barbilla es su nariz. Es el nacimiento de EL AVE INCA, el nuevo apodo ocasional de Grillo. El ave inca vuela en círculos con su pico y pelo de buitre de Robin Hood. Nos reímos. SQR.

Después de eso íbamos al Enterprise. Pero de nuevo, la gente exige alimentarse primero.
Yo aprendí hace unos años en una decepcionante noche en las oscuras calles de Le Marais que no hay que cenar después de beberse seis cervezas si luego quieres beberte otras seis.
Puedes, tal vez, tomarte unas patatas fritas. Si no, la otra opción viable es sentarse en un restaurante y cenar con vino. La opción no viable, que destruye tus posibilidades de poder seguir tomando cervezas y bailando sin querer morir o ir a casa, es ir al Marathon a tomarte una hamburguesa vegetal con doble ración de patatas fritas. Por persona.
Ya he dicho muchas veces que no entiendo por qué, a estas alturas de la vida, la gente decide no seguir mis consejos. ¿No ha sido ya probado, acaso, que en el 90% de los casos el Chuck siempre tiene razón? ¿Es que no os acordáis del indonesio de Berlín?
Por supuesto después de que se comieran todo eso, fuimos al Enterprise e hicimos un rato el baile universal, pero sólo conseguimos alargar el día para nada, porque el error de cenar ya se había cometido, y tuvimos que irnos a casa.
La lección del día es que comer es de débiles.

Friday, August 24, 2012

Crazy Christians and the Damned




Los viernes de verano salimos a las 3 del trabajo. Un pequeño rayo de esperanza en el sombrío año laboral.
El viernes, 20 de Julio, salí a las 3 para que el Grillo me viniese a recoger a la estación. Por supuesto el Grillo llegó 45 minutos tarde. Lo compensó con un consuelismo limpiabaños a ritmo de Old Time Rock N Roll.

Esperamos a que Viveka volviese de su curso y cuando llegó abrimos una buena botella de JP Chenet. Ah, el fin de semana.
Decidimos bebérnosla tranquilamente antes de salir. El plan era ir al concierto de Bobby en Shepherd’s Bush. Viveka se tuvo que ir antes porque tenía un plan previo con mucho más glamour.
El caso es que llegamos tarde, porque con Car siempre se llega tarde. Quedamos con Viv en Shepherd’s Bush, lugar demasiado dodgy para mi gusto.
Nada más llegar a la estación, nos recibió un tipo con pinta de perrofla ofreciendo bombones. Como yo estaba un poco alterada ya de por sí, el sonoro “NO” que le respondí a “You know that Jesus loves you?” me salió con extrema violencia. Pero hey, por lo menos lo dejé ahí, en lugar de insultarle por sus creencias. Car se enfadó y me dijo que debía ser más tolerante porque a lo mejor el loco de Jesús te ama tenía una metralleta y me iba a disparar. Pero en lugar de eso dijo que aún así, si queríamos un bombón podíamos cogerlo. Pero no lo hice. No cojo bombones de locos. Gracias.

El camino dodgy hacia el Bush Hall no me gustó un pelo. Viveka y Car tenían hambre así que comieron la típica comida de kebato. La gente y sus ganas de comer, nunca lo entenderé.

En el lugar había una azotea y estuvimos allí echando unas fikas y hablando con alguna gente. Por supuesto el público era mayormente cristiano y adolescente, como un baile de fin de curso decadente de película independiente. Sin embargo, el lugar era muy bonito, a pesar del olor a pis de gato de la moqueta.

Al terminar el concierto, estuvimos un ratejo charlando con los amigos mientras Car cogía un mantel de una de las mesas y se hacía pasar por fantasma, aullando por el recinto. True story.

Tras una botella de vino caro y malo, y yo unas pintejas, decidimos que habíamos de salir de Shepherd’s Bush lo antes posible. Y la manera más rápida possible es un buen BLACK CAB. Destino: THE BAR, Soho.
El taxista nos pidió una fika, que se fumó en la parte de delante mientras nosotras en la parte de atrás no podíamos. El mundo es a veces cruel.

Tuvimos que pagar para entrar en THE BAR, pero no importaba, porque era justo y necesario resarcirse de la decadencia cristiana. Allí, pedimos 6 cervezas, de las cuales algunas bebimos más que otras, y bailamos.
Estábamos al lado de un espejo oscuro que parecía una puerta hacia el baño, y la gente se dirigía hacia él y se daba de bruces con su Yo interno y una realidad borrosa.  Yo decidí que mi misión era advertirles que eso era un espejo. “THIS IS NOT AN EXIT”. Me encanta ver gente confusa.
Por lo demás, me enamoré de un skinhead, que es lo que me gusta ahora.

Después de The Bar tratamos de ir al Intrepid Fox con los jebos, pero estaban cerrando. La otra opción era el nuevo descubrimiento, el 12 Bar. No sé por qué se llama 12 ya que no está en el número 12 de nada, pero es un gran sitio de rock n roll.
Tomamos más cervezas y hablamos con los rockabillies. Car le dijo a una vieja que era beautiful. Una vieja. Pero era una vieja rock n roll, en el fondo.

Después del 12 no hay nada más abierto. O sí? Pues el Bar Italia, claro.
Where other broken people go.
Nota: Estuvimos en ese concierto, eh? O qué os creéis? Joder, Pulp es de lo mejorcito que hay en la vida.

En el Bar Italia pidieron cafés y yo tarta de chocolate y cerveza. La tarta de chocolate era una delicia inhumana, sobre todo a las 4 de la mañana. Se pusieron las gafas de Groucho que habíamos sacado en el bolso toda la noche.

Volvimos a casa por la mañana, como el orangután y la orangutana. No es que fuese una intrépida aventura la nuestra, pero lo pasamos bien, porque en la vida hay rock n roll, hombres rapados con tirantes y sobre todo, tarta.

Thursday, August 23, 2012

Maunday, Tuesday, Wednesday, Thursday.



Pequeña entrada al respecto de la semana del 16 de Julio.

Yo había de volver al trabajo diario en Weybridge, y Viveka empezaba su curso en St Martin’s. Cada mañana le diría que se portase bien con los demás niños y aprendiese muchas cosas.
En mi oficina teníamos visita del equipo americano, lo que conlleva que nos lleven a comer fuera, lo cual no está muy mal cuando el día consiste en horas encerrados en una sala de reuniones utilizando palabras como “visión” y “estrategia”.
Comimos en el pub, donde yo pedí dos platos repugnantes, un puré de patatas decente y media pinta de Heineken. Sí, media pinta. Soy gay. Pero es que los demás pedían Coca Cola Light. El tuerto es el rey.
Hablamos como siempre de los Republicanos y de que son muy malos. Resulta que en la vida moderna no es de mala educación hablar de política. Por supuesto recibí el ya clásico silencio incrédulo cuando me puse a hablar de lo maravilloso que es Bill Clinton.
No salí de la oficina hasta las mil, y tuve que dejar que Viveka fuese sola a la compra. Compró unas cervezas de mapaches y hurones, y nos las bebimos en el suelo.
Siendo lunes, mi día favorito, vimos NEWSROOM, y yo con eso ya sabéis que soy infinitamente feliz. Y si no lo sabías, pues mira, no sé quién eres.
Luego vimos Thor, porque a Viveka le gustan las pelis de la Marvel (cof, cof).

Ah los martes, qué difíciles. Esa noche teníamos “Cena de Equipo”, lo que se conoce comúnmente como “Bebe a costa de tu jefe”. Y amigos, eso hice. Y de cenar, patatas fritas. Fuimos al pub de Parsons Green donde tienen más de no sé cuántos miles de distintas cervezas.
Estuvimos en un sitio llamado ARAGON en New Kings Road. Quicir, puede molar más que se llame Aragorn el sitio del nuevo rey? Bueno, casi.
Allí jugué al baseball de servilletas de papel con James y tiré mi propia cerveza de un batazo.
Lo pasé muy bien, fuimos en muchos taxis y anduvimos en dirección contraria varias veces. Es difícil encontrar sitios abiertos si no estás en el Soho, pero los taxistas te los encuentran y te llevan.
En el club encontrado ponían Jay Z, y había gente bailando de manera super pro. Yo les miraba y me bebía otra cerveza preguntándome si era realmente necesario.
En el taxi de vuelta, Jimmy y yo cantamos You’ve Got Her In Your Pocket de los White Stripes, mientras el jefe dormía.
Al día siguiente Jimmy preguntaría “cantamos canciones de los White Stripes? Espero que fuera algo guay, y no algo cursi como “You’ve Got Her In Your Pocket”.

Miércoles de ligera resaca en la oficina. Pedí por favor que nos llevasen a comer al Pizza Express, y así lo hicieron. Pizza! Pizza!
Vuelta temprana hacia el centro para quedar con Viveka y pasear por el Soho. Ilknur nos acompañó, fuimos a ver tiendas de Covent Garden y luego al Waxy O’Connors debajo del árbol. Viveka y yo bebíamos cerveza y vino y comíamos patatas fritas, Ilknur Coca Cola Light sin hielo. Eso es así. No hay que juzgar la gaydad, se iba pronto.
Vino Jimmy, que según Viveka habla como el Capitán América, y nos invitó a otra ronda. Mientras, una banda irlandesa hacía magníficas versiones, entre ellas Fisherman’s Blues, my favourite.
Fuimos a pasear por Chinatown. Destino: el Friendly Inn, CLARO! Chinos baratos donde los dueños comen y los americanos pagan.
Lo pasamos muy bien, si bien el camino de vuelta es el infierno a medianoche tras un día tan largo.

El jueves. Bah, el jueves durante el día no pasó nada. Esa noche venía El Grillo. Viveka se fue a Shoreditch a quedar con alguna amiga y yo fui a recoger al Grillo a la estación. Un Grillo sin móvil. Normalmente la tradición dicta que hemos de encontrarnos en Clapham Junction e ir a comer patatas fritas al sitio americano, pero venía con maleta y no tenía mucho sentido, así que quedamos en Wimbledon. Llegó a tiempo, y echamos una buena fika frente al Shopping Centre. Yo quería ir a casa pero ya se sabe, me convence para ir al Alexandra a tomar una pinta en el barril y echar más fikas.

Luego fuimos a la casa, y esperamos a Viveka, y estuvimos aquí en el sofá, donde hemos estado el resto del mes, más o menos.
El trato era que Car nos hiciera una tortilla de patatas. Y vaya si la hizo. Y vaya si me la comí. Ya lo creo. Tortilla mmmm. Patatas mmmm.

Y el fin de semana we unleashed the beasts. Pero eso ya será narrado en otra ocasión.

Tuesday, August 21, 2012

July Weekend



Me he retrasado tanto en esta crónica que obviamente me acuerdo sólo de lo imprescindible dentro de lo que ha acaecido en el último mes. Sin embargo, en mi filosofía SQR no cabe tomarse en serio ni siquiera un simple blog sobre la vida del Chuck común. Haremos lo buenamente posible por tener el recuerdo, si bien algo borroso, de la visita de Viveka a Londres y de las patatas fritas que nos hemos comido en esos días.

Es la medianoche del viernes al sábado 14 de Julio, y yo he vuelto de Colonia tras estar atrapada primero en un aeropuerto, después en un avión, y más tarde en un taxi. Obviamente lo primero que hago es echarme una fika en la puerta de mi casa. Después llamo a la puerta y me abre Viveka dormida. La dejo dormir, probablemente me echo otra fika en la ventana y luego me voy a dormir.
Eso no ha sido una narración complicada.

Pasemos pues al sábado por la mañana.
Vosotros que me conocéis sabéis que yo quiero salir por la mañana pero hay cosas que salen que me lo impiden. Cosas como el twitter, el café, secarme el pelo o el sol.
También habíamos de ponernos al día mi amiga y yo, ya que la había abandonado en Inglaterra dos días.
Ese día fue de los primeros en los que vimos el sol aquí en el verano de la isla. Quedamos con nuestros amigos los Stark y su bebé, en ese pub que tanto nos gusta en Hampstead. Sí, ese con el jardín de los calefactores que está al lado del Overground. Ese digo.
Allí comimos. Algunos hamburguesas y manjares selectos hechos con los mejores animales. Yo, patatas fritas. No os preocupéis: son patatas finas, están de muerte, y además me pedí dos, una por cerveza.
En la mesa de al lado conocimos a dos perritas, madre e hija, que nos quisieron. Eso siempre es bueno. Por supuesto me provoca querer ver más perros, así que fuimos a pasear a Hampstead y Parliament Hill como es menester. Siempre que entro a Hampstead pienso en cómo Boni sería la estrella del barrio, en cómo la gente la miraría y diría “Qué realeza! Qué porte!”
Nos hicimos una foto para el tito Ferio, al que echamos siempre de menos, y luego procedimos a ir a Highgate a dar una vuelta por el barrio. Una de las ventajas de ir con bebés es que cuando es cuesta arriba y el grupo lleva un carrito con las maletas de las vacaciones, la gente quiere coger autobuses, y tu duende del ejercicio no te puede reprochar nada. NADA, Duende del Ejercicio, esta vez HAS PERDIDO! JA!

En Highgate íbamos a ir a una tetería monísima con langostinos hechos de punto en el escaparate. Pero! Cerraba. Así que nos conformamos con ver el escaparate y nos fuimos al PUB! Nos sentamos fuera. Se nos había olvidado que a veces uno puede sentarse fuera a disfrutar de un poco de sol. Qué ocurrencia tan extravagante.
Aunque Baby Stark se portó extremadamente bien, se hacía tarde, y los bebés no pueden estar fuera de casa todo el día como si fueran unos adolescentes de los suburbios de Pennsylvania. Nuestros amigos habían de partir. “Excepto que te vayas tú y me quede yo?”. La emoción de Vir al pensar que podía salir un sábado noche era visible en sus pupilas. Ocurrió. Tres chavalas sueltas por el norte de Londres en busca de rock n roll!
Bueno, ciertamente lo que hicimos fue cambiar de pub y seguir rajando y tomando cervezas y vinos. Y yo echando mis fikas, claro. Heaven Is A Beer Garden.
Luego anocheció y se puso a llover. O qué os creíais, que estábamos en Jauja aquí? Aquí llueve, chavales.
Tomamos, erm, patatas fritas en el pub nuevo. El pub ese, The Spaniards Inn, es guay. Las patatas, desafortunadamente, eran gordas. Pero son patatas, y se comen.
A una hora prudente (yo qué sé a qué hora, que hace de esto mes y medio) nos tuvimos que marchar. Supongo que a la hora que cerraban el pub.

El domingo, 15 de Julio, teníamos programado un excelente día. Viaje a Oxford con Robert para quedar con Rabone. Sí, Rabone. Eso es todo lo que voy a decir al respecto de eso.
Habíamos quedado a una hora temprana, pero no teníamos prisa porque Bobby siempre llega tarde. Menos ese día, claro, que llegó pronto, porque siempre hace lo contrario de lo que se espera de él.

Llegó y tomamos un café en la casa antes de salir, con calma. Subimos al coche y fuimos rumbo hacia el norte por Wimbledon. Yo mientras iba explicando a Viveka las cosas que íbamos viendo, y por dónde estábamos pasando. En Roehampton se dio cuenta de que se había dejado el móvil, el método de comunicación con RABONE, así que tuvimos que volver. A la vuelta volví a explicarle las cosas que íbamos viendo, y por dónde estábamos pasando.
Horas después, y tras una parada en el Costa del Village, volvimos a partir hacia el norte, y yo fui explicando... bueno, ya sabéis.
En el coche, por la campiña, escuchando los Strokes, entre rayos de sol y tormentas incomprensibles, llegamos a Oxford hora y media más tarde de lo planeado. Estaba lleno de turistas y niños con jerseys de Oxford, y la calle principal podría ser cualquier calle principal.

Por suerte, nuestro destino elegido estaba ligeramente apartado de la muchedumbre. Este era The Eagle and Child, pub también elegido por JRR Tolkien y CS Lewis para tener sus charletas intelectuales. Mi emoción subía a niveles desorbitados, especialmente al divisar el menú de sausage and mash vegetariano. Pedimos nuestras merecidas cervezas y nuestros almuerzos, y disfrutamos de uno de los rincones que claramente había sido escenario de los primeros borradores de Bag End.

Me trajeron unas salchichas con un aspecto impecable, suculentas y grasientas, que por supuesto no eran las vegetarianas porque las vegetarianas no te dan ganas de llorar con ese olor maravilloso de animal. Viveka las probó para confirmar, segundos antes de que el camarero viniese y me dijese “te he traído las salchichas de animal”. Suspiro.
Las salchichas vegetales estaban muy ricas, no os preocupéis por mí.
Después vino Rabone, y tomamos alguna cerveza más, y luego su novia, que resultó haber ido al mismo colegio que Bobby, por lo que tuvieron historias que contar durante una muy amena velada.
Bobby y yo salimos a fumar, y yo me puse la máscara de gato para fumar y a la vez tener una conversación muy seria. Llevar máscara de gato y fumar a la vez es un acto bastante complicado, pero también lo es actuar con naturalidad mientras haces esas dos cosas. Los adultos te miran con extrañeza, pero piensan que puede haber muchas explicaciones posibles para tu comportamiento. Los niños te miran con extrema incredulidad, y no lo entienden, no saben por qué hay una persona con cara de gato que no está haciendo ningún tipo de show. Y eso me hace feliz. Ese es mi show.

Rabone y Mrs (es que no sé su nombre, lo siento) resultaron unos excelentes guías de la ciudad. Ella me dijo que había ido a Oxford porque pensó que era lo más cerca que estaría de ir a Hogwarts en su vida. Y claro, eso me llenó de felicidad, y di saltitos de alegría por los adoquines.
Nos enseñaron Merton College, donde ellos habían estudiado, y donde Tolkien era profesor. En teoría los domingos no se puede entrar a los colleges, pero nosotros sí pudimos porque íbamos con ellos. Felicidad, flipación, árboles y anécdotas estudiantiles. Es una de esas cosas que deprimen cuando lo piensas porque tú no has ido a Oxford y no eres Tolkien, Bill Clinton, ni ninguno de sus descendientes. Hasta pasadas unas horas ni me había acordado de que el Presidente Clinton había estudiado allí con su Rhodes Scholarship. Mi amor por Oxford se multiplicó por 5,780.

Terminamos el día en un Beer Garden fantástico, hablando de presidentes, de ser estudiante, y de los góticos. Los góticos siempre salen a colación. Allí, en la mesa de enfrente, había cuatro tipos. Uno iba con un traje de tigre, otro de pinguino, otro de león y otro de no sé qué. Me puse la máscara de gato para hacerles una señal de amistad, pero supongo que no me habrían aceptado en su club. Por qué no llevaré encima el traje de vaca cuando lo necesito?

Antes de irnos vimos un montículo al que queríamos subir. Pero no subimos porque o había que pagar, o estaba cerrado. Una de esas cosas. Paramos en una tienda de conveniencia a comprar chocolate, agua y un souvenir para mi mausoleo. Pasamos muchos problemas para pagar el parking, pero conseguimos salir de allí.

El camino de vuelta se hizo tedioso con el cansancio que impide que fluya la conversación, el ruido de la autopista que no permite echar fikas como es debido, y el extremo tráfico, que simplemente te hace querer matar.

Un fin de semana muy productivo, en mi opinión. Espero que estéis de acuerdo. Si no, pues nada.