Tuesday, July 9, 2013

Verano



Es verano, amigos.

Hace calor. La gente va en bolas y, desafortunadamente, en chanclas, por las calles, los parques, las avenidas.

Hacía bastante tiempo que no veía hormigas en Inglaterra. Ayer conocí a tres. Me caen la mar de bien, tó laboriosas ellas.

Estoy de camino a Weybridge tras unos cuantos días sin ir. El taquillero de Waterloo ha cuestionado mi autoridad en lo que a travelcards se refiere, y le he sacado mi Masters Degree en Commuting por la Universidad de la Dura Vida. Qué se habrá creído.

Ayer no fui a la oficina porque estuve pensando seriamente en una excusa para no ir que no fuera mentira. No se me ocurría nada, y perdía el tiempo, y perdía el tiempo, hasta que la única excusa real que surgió era que verdaderamente si iba a esas alturas ya llegaría demasiado tarde, y no tengo tanto tiempo que perder.

El karma, sin embargo, estuvo ahí dándolo todo, pues se me encargó actualizar una herramienta de mi propia creación, un trabajo de 18 semanas a efectuar en una mañana. Esas cosas se hacen mejor cuando se va a la oficina. Karma. Con lo bien que yo me porto.

La crisis pasó a eso de las 4 y se me puso por delante una tarde llena de posibilidades y alegría. Convencí a Viveka para que me acompañase a la taberna a colmar mi sed. La verdad es que probablemente ya he visitado los 80 pubs si contasen los que he visitado sin Bobby o Julia.

Después de eso me fui al cine. Los Lunes en Jacni el cine cuesta £6. Y si eres miembro del Picturehouse, £4. Puede haber algo más alentador en la vida que ir al cine por 4 pavos? No lo creo.
Compré una lata de Couk en el Food & Wine, y pálomites pequeñas en el cine por sólo £3.50.
Vi “Now You See Me”, y me lo pasé como un grillo.
Desgraciadamente, ir al cine por 4 pavos en verano tiene un precio, un duro sacrificio que hay que otorgar a los dioses del día del espectador: la absoluta congelación en lo que es un frigorífico gigante cariñosamente apodado Hackney Picturehouse. Lo más probable es que de esta noche no pase y pille una fiebre tropical con delirios incluidos.

La semana que viene me iré a ver Monsters University con la mantita. Juro que me la llevo. Y me mirarán con tanta envidia los demás espectadores que me imagino que harán un hashtag en mi honor. #crazyblanketlady #sheknows #jealous

A pesar de todo, fue un gran lunes, siguiendo a un gran domingo, que siguió a un gran sábado, que siguió a un gran viernes, que siguió a... Oye, qué bien lo pasamos.

Todos saben que el primer concierto al que acudí en mi vida de fan fue Bon Jovi en el Palacio de los Deportes en Mayo de 1993. Y es por eso que decidí acudir a Bon Jovi Hyde Park 2013. Porque pasaron 20 años, y me considero prácticamente igual que entonces. Me hubiera gustado que a este también me llevase mi padre, con su bocata y sus tapones para los oídos, como antaño. En su lugar fui con otra gente; buena gente, pues al encontrarnos allí, vi que ellos también habían pedido dos cervezas por persona. My kind of people.
Por supuesto les perdí en cuanto tuve que irme al baño a mitad del concierto, y nunca los volví a encontrar. Por esto me acogieron varios grupos de gente variopinta, empezando todos la conversación con “you look like you’ve lost your mates!”. La historia de mi vida.
Lo mejor del concierto, aparte de los cambios de camiseta de Jon, claro, fue la afluencia de público infantil. Niños y niñas de 10 años, como lo fui yo, cantándose las canciones. Y es que he decidido que Bon Jovi es un paso esencial de música fácil que te hace entrar, joven e inocente, en el mundo del rock n roll. Luego reniegas durante años, pero lo recordarás con cariño en tu madurez musical.

A la salida no conseguí volver a encontrar a nadie, así que opté por irme a mi casa en lugar de al pub con el grupo de hooligans de Newcastle que me acogió en la recta final.

En el búho infinito soñaba con pizza, y el Dr Oetker no pudo complacerme, pues todo su stock en Hackney es de pizza de Pollo. Los Hackneys y el pollo, colega. Como he prometido que no voy a ir a Dixy sola, pues tengo que buscar otras alternativas. La alternativa a la alternativa fue sandwich de queso a go-go.

El sábado estuvimos de BBQ en Twins House. Qué gran jardín, qué buenas tortillas, qué buenas hamburguesas de Quorn, qué buenas 18 cervezas por £10.
Decir que no sabemos hacer barbacoas y que aunque parezca una escena idílica, todo ese humo de la foto era una neblina con gorilas incluídos que casi nos asifixia.
Estando allí disfrutando del aire libre y las fikas, Bobby mencionó que el Good Mixer no había sido visitado aún en nuestro Pub Quest. Esto encendió el piloto de alarma en mi cabeza y decidí que había que ir ipsofacto. Ese Good Mixer se convirtió en los 4 pubs de Camden. Esos 4 pubs de Camden acabaron en el Feeling Gloomy de Cavendish Square. Tuvimos que rogar al portero que nos dejase entrar, pues estaba cerrado. Lo logramos, y gratis. No pudimos tomar nada, pero pude bailar Fleetwood Mac como siempre había soñado. No todo en la vida son los clásicos del Brit Pop.
Conocí gente rica que venía del concierto de los Stones. Les dije que eran gente rica, de manera amable. Lo pasamos bien.

Y una serie de desdichas en los búhos hizo que llegase a mi casa por la mañana con gafas de sol. Pero ES VERANO, amigos.

Y por último, el domingo. El domingo de dormir 4 horas y decir “whaaaat?”. Mi habitación sin persianas, aka El Horno de Asar, me mantenía agazapada en el sofá preguntándome por qué no tengo piscina, o como mínimo persianas. Esto se solucionó fácilmente con caminar 10 minutos hasta London Fields y sentarme bajo un árbol. Qué gran plan de domingo. Mi revista Empire®, mi Couk®, mis fikas® y yo.

Que sepáis que una de las pelis favoritas de Richard Dreyfuss es Algunos Hombres Buenos, y afirma que la ve todo el rato.

Richard Dreyfuss es mi mejor amigo.

Adiós.


PS. Hoy voy a ver a los Veils. True love here I come!

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