Tuesday, August 21, 2012

July Weekend



Me he retrasado tanto en esta crónica que obviamente me acuerdo sólo de lo imprescindible dentro de lo que ha acaecido en el último mes. Sin embargo, en mi filosofía SQR no cabe tomarse en serio ni siquiera un simple blog sobre la vida del Chuck común. Haremos lo buenamente posible por tener el recuerdo, si bien algo borroso, de la visita de Viveka a Londres y de las patatas fritas que nos hemos comido en esos días.

Es la medianoche del viernes al sábado 14 de Julio, y yo he vuelto de Colonia tras estar atrapada primero en un aeropuerto, después en un avión, y más tarde en un taxi. Obviamente lo primero que hago es echarme una fika en la puerta de mi casa. Después llamo a la puerta y me abre Viveka dormida. La dejo dormir, probablemente me echo otra fika en la ventana y luego me voy a dormir.
Eso no ha sido una narración complicada.

Pasemos pues al sábado por la mañana.
Vosotros que me conocéis sabéis que yo quiero salir por la mañana pero hay cosas que salen que me lo impiden. Cosas como el twitter, el café, secarme el pelo o el sol.
También habíamos de ponernos al día mi amiga y yo, ya que la había abandonado en Inglaterra dos días.
Ese día fue de los primeros en los que vimos el sol aquí en el verano de la isla. Quedamos con nuestros amigos los Stark y su bebé, en ese pub que tanto nos gusta en Hampstead. Sí, ese con el jardín de los calefactores que está al lado del Overground. Ese digo.
Allí comimos. Algunos hamburguesas y manjares selectos hechos con los mejores animales. Yo, patatas fritas. No os preocupéis: son patatas finas, están de muerte, y además me pedí dos, una por cerveza.
En la mesa de al lado conocimos a dos perritas, madre e hija, que nos quisieron. Eso siempre es bueno. Por supuesto me provoca querer ver más perros, así que fuimos a pasear a Hampstead y Parliament Hill como es menester. Siempre que entro a Hampstead pienso en cómo Boni sería la estrella del barrio, en cómo la gente la miraría y diría “Qué realeza! Qué porte!”
Nos hicimos una foto para el tito Ferio, al que echamos siempre de menos, y luego procedimos a ir a Highgate a dar una vuelta por el barrio. Una de las ventajas de ir con bebés es que cuando es cuesta arriba y el grupo lleva un carrito con las maletas de las vacaciones, la gente quiere coger autobuses, y tu duende del ejercicio no te puede reprochar nada. NADA, Duende del Ejercicio, esta vez HAS PERDIDO! JA!

En Highgate íbamos a ir a una tetería monísima con langostinos hechos de punto en el escaparate. Pero! Cerraba. Así que nos conformamos con ver el escaparate y nos fuimos al PUB! Nos sentamos fuera. Se nos había olvidado que a veces uno puede sentarse fuera a disfrutar de un poco de sol. Qué ocurrencia tan extravagante.
Aunque Baby Stark se portó extremadamente bien, se hacía tarde, y los bebés no pueden estar fuera de casa todo el día como si fueran unos adolescentes de los suburbios de Pennsylvania. Nuestros amigos habían de partir. “Excepto que te vayas tú y me quede yo?”. La emoción de Vir al pensar que podía salir un sábado noche era visible en sus pupilas. Ocurrió. Tres chavalas sueltas por el norte de Londres en busca de rock n roll!
Bueno, ciertamente lo que hicimos fue cambiar de pub y seguir rajando y tomando cervezas y vinos. Y yo echando mis fikas, claro. Heaven Is A Beer Garden.
Luego anocheció y se puso a llover. O qué os creíais, que estábamos en Jauja aquí? Aquí llueve, chavales.
Tomamos, erm, patatas fritas en el pub nuevo. El pub ese, The Spaniards Inn, es guay. Las patatas, desafortunadamente, eran gordas. Pero son patatas, y se comen.
A una hora prudente (yo qué sé a qué hora, que hace de esto mes y medio) nos tuvimos que marchar. Supongo que a la hora que cerraban el pub.

El domingo, 15 de Julio, teníamos programado un excelente día. Viaje a Oxford con Robert para quedar con Rabone. Sí, Rabone. Eso es todo lo que voy a decir al respecto de eso.
Habíamos quedado a una hora temprana, pero no teníamos prisa porque Bobby siempre llega tarde. Menos ese día, claro, que llegó pronto, porque siempre hace lo contrario de lo que se espera de él.

Llegó y tomamos un café en la casa antes de salir, con calma. Subimos al coche y fuimos rumbo hacia el norte por Wimbledon. Yo mientras iba explicando a Viveka las cosas que íbamos viendo, y por dónde estábamos pasando. En Roehampton se dio cuenta de que se había dejado el móvil, el método de comunicación con RABONE, así que tuvimos que volver. A la vuelta volví a explicarle las cosas que íbamos viendo, y por dónde estábamos pasando.
Horas después, y tras una parada en el Costa del Village, volvimos a partir hacia el norte, y yo fui explicando... bueno, ya sabéis.
En el coche, por la campiña, escuchando los Strokes, entre rayos de sol y tormentas incomprensibles, llegamos a Oxford hora y media más tarde de lo planeado. Estaba lleno de turistas y niños con jerseys de Oxford, y la calle principal podría ser cualquier calle principal.

Por suerte, nuestro destino elegido estaba ligeramente apartado de la muchedumbre. Este era The Eagle and Child, pub también elegido por JRR Tolkien y CS Lewis para tener sus charletas intelectuales. Mi emoción subía a niveles desorbitados, especialmente al divisar el menú de sausage and mash vegetariano. Pedimos nuestras merecidas cervezas y nuestros almuerzos, y disfrutamos de uno de los rincones que claramente había sido escenario de los primeros borradores de Bag End.

Me trajeron unas salchichas con un aspecto impecable, suculentas y grasientas, que por supuesto no eran las vegetarianas porque las vegetarianas no te dan ganas de llorar con ese olor maravilloso de animal. Viveka las probó para confirmar, segundos antes de que el camarero viniese y me dijese “te he traído las salchichas de animal”. Suspiro.
Las salchichas vegetales estaban muy ricas, no os preocupéis por mí.
Después vino Rabone, y tomamos alguna cerveza más, y luego su novia, que resultó haber ido al mismo colegio que Bobby, por lo que tuvieron historias que contar durante una muy amena velada.
Bobby y yo salimos a fumar, y yo me puse la máscara de gato para fumar y a la vez tener una conversación muy seria. Llevar máscara de gato y fumar a la vez es un acto bastante complicado, pero también lo es actuar con naturalidad mientras haces esas dos cosas. Los adultos te miran con extrañeza, pero piensan que puede haber muchas explicaciones posibles para tu comportamiento. Los niños te miran con extrema incredulidad, y no lo entienden, no saben por qué hay una persona con cara de gato que no está haciendo ningún tipo de show. Y eso me hace feliz. Ese es mi show.

Rabone y Mrs (es que no sé su nombre, lo siento) resultaron unos excelentes guías de la ciudad. Ella me dijo que había ido a Oxford porque pensó que era lo más cerca que estaría de ir a Hogwarts en su vida. Y claro, eso me llenó de felicidad, y di saltitos de alegría por los adoquines.
Nos enseñaron Merton College, donde ellos habían estudiado, y donde Tolkien era profesor. En teoría los domingos no se puede entrar a los colleges, pero nosotros sí pudimos porque íbamos con ellos. Felicidad, flipación, árboles y anécdotas estudiantiles. Es una de esas cosas que deprimen cuando lo piensas porque tú no has ido a Oxford y no eres Tolkien, Bill Clinton, ni ninguno de sus descendientes. Hasta pasadas unas horas ni me había acordado de que el Presidente Clinton había estudiado allí con su Rhodes Scholarship. Mi amor por Oxford se multiplicó por 5,780.

Terminamos el día en un Beer Garden fantástico, hablando de presidentes, de ser estudiante, y de los góticos. Los góticos siempre salen a colación. Allí, en la mesa de enfrente, había cuatro tipos. Uno iba con un traje de tigre, otro de pinguino, otro de león y otro de no sé qué. Me puse la máscara de gato para hacerles una señal de amistad, pero supongo que no me habrían aceptado en su club. Por qué no llevaré encima el traje de vaca cuando lo necesito?

Antes de irnos vimos un montículo al que queríamos subir. Pero no subimos porque o había que pagar, o estaba cerrado. Una de esas cosas. Paramos en una tienda de conveniencia a comprar chocolate, agua y un souvenir para mi mausoleo. Pasamos muchos problemas para pagar el parking, pero conseguimos salir de allí.

El camino de vuelta se hizo tedioso con el cansancio que impide que fluya la conversación, el ruido de la autopista que no permite echar fikas como es debido, y el extremo tráfico, que simplemente te hace querer matar.

Un fin de semana muy productivo, en mi opinión. Espero que estéis de acuerdo. Si no, pues nada.

1 comment:

  1. Stinky sale mucho mejor que yo en la foto de Merton. Qué majos Rich y Katie que nos guiaron por ahí dentro!

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