Pienso
que Stanley Tucci es un gran actor, y tiene una cara muy amable. Observad.
Vale
que a veces hace de malo. Pero cuando hace de bueno, es muy bueno. Es que es
más majo!
Llevo
varios días pensando esto. Me he quitado un peso de encima compartiéndolo.
Podría
contaros esos últimos días del grillo en Londres conmigo. Lo haré.
El
Lunes 28 yo fui con el Bobo al concierto de Nick Cave en Hammersmith. Allí vi a
Finn Andrews, el cantante de los Veils, el hombre más bello del planeta. Todo
lo que pude decirle fue “You’re Finn Andrews! That’s great!”. Desde entonces el
encuentro atormenta mis sueños, pensando qué podría haberle dicho para que
simplemente me invitase a cenar, al cine, a tener sus hijos, etc. Una de esas
oportunidades que pierdes en la vida.
El
concierto estuvo bien. El principio fue un rollo patatero de canciones nuevas
que son un auténtico turrón de esos sekos, por lo que me fui a fumar y a por
más cerveza a la barra. En mi estancia en la barra tocaron temazos del
Boatman’s Call que vi de lejos, mientras esperaba a que el tipo que tenía
delante pidiese mis cervezas por mí. Siempre había querido sobornar al primero
de la fila para que me comprase mis bebidas, y por fin me atreví. Fue muy
amable y sólo aceptó 20p de propina por su labor.
Después
del concierto fui a buscar al grillo a Casas de Peña. Tomamos una cerveza y
luego nos cogimos el autobús de ver judíos. Todo el viaje el grillo quería
bajarse en distintos sitios a comprar bagels. Lunes, 2 de la mañana. No,
grillo, no vamos a bajarnos a comprar bagels.
El
martes, tras trabajar desde las escuelas, fui a buscar al hermano a Islington.
La encontré en una tienda de segunda mano comprando unos tacones de puta
rastrera de esos que le gustan. Dimos un paseo en la oscuridad, por esas calles
que tanto nos gustan, y 8 b 9vh[
He
dejado ese código, porque Piticli quería escribirlo. Se ha abalanzado sobre el
teclado para ello. No sé qué quiere comunicar, pero a lo mejor es importante.
Si alguien habla gato y lee estos escritos, háganoslo saber.
Ahora
ha decidido posarse en mi cabeza y comerse mi coleta. Creo que me quiere
despiojar. Me parece bien.
Bueno,
decía que dimos un paseo, y luego fuimos a sentarnos en la terraza del Old
Queen’s Head. Es un gran sitio para peoplewatching y, en el día que nos ocupa,
crimewatching. Iba una pobre china hablando con su Samsung cuando un ciclista
pasó pedaleando por la acera a toda pastilla y le robó su móvil. Yo lo vi todo,
agente. La china salió corriendo detrás, y otro ciclista cogió su bici y le
trató de seguir.
Cuando
la china volvió, Car le ofreció mi móvil para llamar a la policía. Le ofreció por
supuesto mi móvil Nokia barato, no mi iPhone. Que una cosa es ser un buen
samaritano y otra fiarse de la gente así como así, que todo podía ser una
estratagema para robar mi precioso iPhone, pudiendo haber estado la china
compinchada con el ciclista.
Estuvimos
hablando con ella mientras esperábamos a la policía. Yo le dije que hey, al
menos ahora podía comprarse un iPhone, y así al menos si le robaban el móvil
otra vez, tendría Find My iPhone®.
Por
supuesto todo el mundo tenía una agenda oculta en esta situación. En el caso de
Car, lo que quería es que la china le entregase a su primogénita como ofrenda
por su ayuda. Porque no sé si sabéis la obsesión de Car por tener una hija
china. Pobre niña china que se va a llamar Elizabeth Emilia Isis.
En
el caso del policía que nos vino a tomar declaración, su agenda oculta era
claramente obtener mi número de teléfono para invitarme a cenar, al cine, a
tener sus hijos, etc.
Después
de esa experiencia fuimos por el pasaje que cruza hasta Upper Street, agarrando
bien nuestras posesiones materiales por si pasase otro criminal sobre ruedas.
En el parque de los porreros asesinos vimos a Ggregg el zorro. Qué belleza
animal.
Llevé
al grillo al King’s Head Theatre Pub y al Slim Jim’s. Lo pasamos realmente bien. Le hice este
jueguecito:
Se
rió tanto haciendo el perro que nos caímos de la mesa. Nos hicimos tatuajes de
Fonsi y de una gamba, como es tradición. Yo estoy muy orgullosa de mi gamba,
aunque se parezca al gusano de Dentro del Laberinto.
Quedamos
con la peña en el Good Mixer, o Little Ribadesella como le voy a llamar a
partir de ahora. Allí, tomamos cervezas y Car se cayó sobre una tipa y metió su
tacón en su zapatilla. Fue extraño y divertido.
Elephant’s
Head, Hawley Arms y por supuesto Café Metro para vegetarian hot dogs. Ya soy
alcaldesa de Café Metro. Supongo que nadie está suficientemente sobrio para
hacer check-in en ese sitio y ser alcalde.
Al
día siguiente fuimos a desayunar al Mess Café de despedida, y a dar un paseo
por el barrio, y al parque de Hackney Downs. Fue melancólico y agradable,
mientras el grillo refunfuñaba diciendo “odio irme!”. La acompañé a Victoria
Station, con tres horas de antelación, y me puse triste por su partida.
Me ha encantado!
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