Salir
de casa por las mañanas, esa ardua tarea. Especialmente si el plan es ir a
Portobello, mi plan favorito. NOT. Pero lo hago, porque los amigos lo quieren,
y es bien sabido que yo soy una persona super transigente. NOT.
Yo
no valgo mucho como anfitriona, ya que dejo a mis huéspedes que se sientan como
en su casa: haz lo que quieras, simplemente no me molestes. Consuela sin
embargo es una gran anfitriona que nos prepara tostadas y cafés, aunque no sea
su casa. Yo lo permito y asiento con gratitud. Es por eso que la casa te atrapa
y no te vas a Portobello hasta las tres y media de la tarde, lo que te sitúa
allí cuando todo ha cerrado ya. Por supuesto esto me viene de maravilla porque
es mucho menos tiempo de aguantar ese calvario.
Yo
tenía que comprarme mis gafas de hipster, porque se me antojaron. He recibido
muchos insultos al respecto, y los comparto, no debería ponerme gafas de
hipster que no sirven para ver. Pero es que me gustan. Me gusta cómo enmarcan
mi mirada pretenciosa.
Antes
de irnos paramos a que, cómo no, las chicas se alimentaran, porque ellas son
así. Paramos en el japonés de la estación. Yo me tomé una couk y me salí a
echar una fika. Claro! Con mis gafas de hipster, a juzgar a los transeúntes.
En
Portobello fuimos bastante rápido esquivando españoles hasta Golborne Road. Yo
me paré en un sitio vegano a tomar una salchicha vegana con queso vegano en cornish
pastry vegano. Y una cerveza de jengibre orgánica vegana. Creedme cuando os
digo que daría un pie, aunque a nadie le interese tener mi pie, por ser
hipnotizada para comer vacas de nuevo. VACAS ENTERAS. Pero de momento me tengo
que conformar con seguir en mi vegetarianismo de palo, con mis gafas no
graduadas. Estoy a esto “ “ de comprarme una pajarita.
Vimos
algunos puestecillos y tiendas, y paramos a echar bastantes fikas. En Golborne
Road presenciamos una pelea de camorristas. Citando a Virch, “London can
be superposh and megadodgy from one street to the other”.
Íbamos
buscando un pub muy guay pero nunca lo encontramos porque nos rendimos justo
antes de doblar la esquina donde se encontraba.
Cambiamos
el rumbo y cogimos un autobús a Chalk Farm. Porque es mi barrio favorito, donde
he de vivir cuando me case con John Gallagher Jr, y vayamos a pasear a nuestros
tres perros, Gatsby, Harper y John Gallagher The Third, por Primrose.
Antes
de subir a Primrose paramos en The Queens Pub. Juraría que antes se llamaba The
Prince Something, pero ahora se llama The Queens. Allí conocimos a dos perros y
vimos unos chickenlagers. Yo sólo quiero ser superposh e ir a navegar.
Subimos
la colina sin mirar atrás como manda la tradición. Nos sentamos allí arriba
mirando las vistas. Somos gente tradicional.
El Grillo
se había cortado el pelo esa mañana, como casi todas las mañanas, obteniendo por
mi parte los clásicos comentarios “pareces un inca”, “Kevin el niño de Perú”,
etc... Le hice unas fotos en su clásico corretear por el prado en círculos.
Cuando las miramos surgió esto:
Parece
que su barbilla es su nariz. Es el nacimiento de EL AVE INCA, el nuevo apodo
ocasional de Grillo. El ave inca vuela en círculos con su pico y pelo de buitre
de Robin Hood. Nos reímos. SQR.
Después
de eso íbamos al Enterprise. Pero de nuevo, la gente exige alimentarse primero.
Yo
aprendí hace unos años en una decepcionante noche en las oscuras calles de Le
Marais que no hay que cenar después de beberse seis cervezas si luego quieres
beberte otras seis.
Puedes,
tal vez, tomarte unas patatas fritas. Si no, la otra opción viable es sentarse
en un restaurante y cenar con vino. La opción no viable, que destruye tus
posibilidades de poder seguir tomando cervezas y bailando sin querer morir o ir
a casa, es ir al Marathon a tomarte una hamburguesa vegetal con doble ración de
patatas fritas. Por persona.
Ya
he dicho muchas veces que no entiendo por qué, a estas alturas de la vida, la
gente decide no seguir mis consejos. ¿No ha sido ya probado, acaso, que en el
90% de los casos el Chuck siempre tiene razón? ¿Es que no os acordáis del
indonesio de Berlín?
Por
supuesto después de que se comieran todo eso, fuimos al Enterprise e hicimos un
rato el baile universal, pero sólo conseguimos alargar el día para nada, porque
el error de cenar ya se había cometido, y tuvimos que irnos a casa.
La
lección del día es que comer es de débiles.
En The Queens Pub estaban poniendo Henry V y mis ojos se salían de las órbitas, pero esto no le importa a nadie más que a mí.
ReplyDeleteHay que merendar bien y a partir de ahí churrar till die, ya está.
Muy grande El ave inca, ya forma parte de mi animalario personal. Por cierto...¿alguna vez habéis escuchado el capcha de audio? Es TERRORÍFICO: