#perkohappy2021
Hoy desperté a las 6:50. Puede parecer una hora temprana para un sábado 2 de enero, pero la Puk se fue a dormir a las diez de la noche. El día anterior había sido un día muy domingo, if you know what I mean. Quién iba a decir que la fiesta de Nochevieja de tres convivientes y un pequeño híbrido deshidratado de kiwi y banana iba a ser la más salvaje desde hacía doce años.
Hoy se abrió ante mí un mundo de posibilidades; lleno de café, organización doméstica, bricolaje y ropa de verano del tío Nic Nac: ordené mis cajones. Fabriqué un divisor de cajón cortando una caja de Rice Krispies y forrándola con papel de regalo. En mi cabeza no era una manualidad de un niño de 5 años, que es lo que ha acabado siendo el producto final, pero ha cumplido su función: puedo separar mi ropa de gimnasia de mis dos camisetas y de mis catorce pijamas.
Después de tal proeza despertó Pisti, y tomamos café (el segun), y vimos osos Grizzly en Alaska cazando salmones y algún halibut. Me di la primera ducha de 2021, que ojalá pudiera ser la última. Aquí lo dejo: si encuentro una lámpara con un genio dentro, mis tres deseos: paz mundial, erradicación del hambre en el mundo y levantarme todos los días como si acabase de ducharme y secarme el pelo. Me cago en la puta, qué coñazo ya con la ducha de los cojones.
Perdón.
Tenía que ir a reciclar dos bolsas de botellines y cavas de Nochevieja, pero había muchas bicicletas en la plaza, y no se puede llevar dos bolsas de botellines y cavas en bicicleta. Así que, con las manos vacías, cogí una, una de las mejores bicis que jamás he cogido (la #5053), y fui por Gran Vía yo sola, y en dirección contraria por Marqués de Cubas sin que ningún taxi tratase de matarme, y por Huertas sin esquivar Forklift Trucks, y dejé la bici con gran pesar, porque bicis como esa sólo se encuentran una vez en la vida (o dos veces en la misma noche).
Le había dicho al Grillo que podíamos tomar un tércer en Las Escuelas, pero el Grillo últimamente quiere descafeinados, así que me metí en el Día a ver si había Lavazza descafeinado. Como no había, compré dos litros de Mahou.
Tomamos nuestras cañas y echamos nuestras fikas mientras discerníamos la diferencia entre Horse and Hound y Pop-Up Dinosaur Book.
Yo estuve revisando mis Excels y Tableaus de mi Gran Proyecto Biográfico y Grillo hizo todo lo que no había hecho antes (ducharse y tal). Habíamos quedado con Aiti y Pat, pero a la vez yo también había quedado con familiares y allegados, así que me dio tiempo a tomar una caña en La Granja Blanca al sol del Polo antes de irme a mi cita.
Para ir a mi cita cogí otra bici. También era una gran bici, la 6449, y subí la cuesta al Retiro en una brisa. En el Retiro estaba España Entera y tuve que hacer slalom con quinientos quince patinadores, ciento catorce niños en triciclo y un par de mimos.
Gracias a mi gran bici llegué 15 minutos pronto. Se me ocurrió que lo mejor que podía hacer con mis 15 minutos era ir a Mercadona a hacer acopio de pipas para el mes, y me encaminé hacia allí. Pero cuando vi que tenía que bajar la cuesta y luego volver a subirla, me pareció un plan descorazonador, y decidí en su lugar quedarme en el sitio echando una fika y hablando por teléfono. Ahora me arrepiento, pues en lugar de vaguear y comer pipas, estoy escribiendo esto.
Llegó el Pisto y subimos. Se nos otorgaron Estrellas Galicia, regalos de Navidad, buena comida y buena compañía con distancia y ventanas abiertas durante un par de horas.
Cuando nos íbamos, escribí a Sarah Jessica Parker a ver si seguían en las calles. Al coger el taxi contestaron que sí, así que desviamos el taxi para yo poder acudir a ver a mis amigas, que estaban en la Plaza de Norilsk, la segunda ciudad más grande del Círculo Polar Ártico y la más septentrional del mundo, anteriormente conocida como Plaza de Cascorro. Cuando las vi sólo faltaba un barril con un fuego y quizá de fondo el skyline de Chicago en enero.
Cambiamos de barril y fuimos a Tirso de Molina, donde había columnas de fuego donde el Grillo puso sus pies descalzos. Aiti gritó de frío. Patricia ya no sé si era ella o un hobo acostumbrado.
Después de eso ya era necesario irse a casa a encender el horno. Nos despedimos y yo pregunté a la policía en qué dirección podía subir Sol hacia mi casa. Me enviaron a Preciados. En Preciados había mucha gente en dirección contraria, lo cual es un timo.
Esta mañana me puse el reloj y miré la hora a ver si llegaba a tiempo a mi cita de las 11:45 y eran las 7:10. Mi reloj no tenía pilas. Me lo quité y lo metí en el bolso.
Gracias a las indicaciones policiales, pasé por Swatch. Allí pedí que me cambiaran la pila. Y empezó mi Tour De Comedia Por Madrid Tratando De Hacer Reír a Los Dependientes De Las Tiendas. Le pregunté a la chica “oye, aquí, dónde pone la hora?” sin darme cuenta realmente de que en toda la tienda no hay más que paredes de relojes y todos en hora. Le expliqué que mi móvil había muerto de frío y al no tener batería en el móvil ni pila en el reloj, estaba tan perdida que podría ser todavía 2020. Se rió, aunque no tanto como yo, que me sentía muy on fire.
Continué mi camino por Callao y la Corredera, donde siempre paso por la tienda de utensilios de cocina cerrada. Hoy estaba abierta, era mi día. Entré y empecé a coger utensilios de cocina. Una amable dependienta vino a ofrecerme dejar los utensilios que llevaba en mi mano en la caja. Le dije que no iba a caer en su triquiñuela, que mi pauta era que sólo podía comprar lo que cupiese en mis manos. Claramente cacé sus técnicas de venta. Hice un par de gracias más, verdaderamente buenas, pero ya no las recuerdo. Me echaron pétalos de rosa al salir de la tienda con una espátula, una cuchara, un pitorro para la botella de aceite y una botella de cristal.
Prácticamente en la acera de enfrente está El Moderno, donde siempre entro y admiro, y casi nunca compro. Pero hoy era mi día. Y he visto una maceta amarilla. Yo ahora estoy muy yellow accents, y quería esa maceta. Fui a la caja a pedirla y el chico me acompañó a por ella, y sacó el philodendro de dentro para dármela. Y yo le dije que no podía dejar ahí huérfano al philodendro, que obviamente tenía que llevármelo, que no podía arrebatarle su hogar. Así que también lo he comprado, y como le he relatado no a uno sino a dos dependientes, lo he llamado Phil.
Ya parecía que me iba a casa en serio, pero es que justo dos pasitos más arriba está la tienda de cosas a granel. Y yo no quiero cosas a granel, sólo quiero todos los recipientes de cristal, sacos de paja, cestas de mimbre e incluso bolsas de papel marrón que contienen todas esas movidas. Entré a preguntar si las vendían, y no las vendían, pero me compré almendras bañadas en chocolate negro por el módico precio de alrededor de siete mil cuatrocientos euros. Por supuesto le conté a la dependienta que en mi suelo hay 8 kg de patatas y necesito esas cestas. A esta no le hice tanta gracia como a los anteriores. Bah.
Y volví a casa.
Y me tomé una cervecita con Pisti. Y coloqué a Phil.
Y dije “voy a reciclar, y al Carrefour a comprar papel higiénico”.
Entonces me volví a poner el abrigo, el gorro, la mascarilla, y el aura general de Señora de las Palomas de Solo en Casa 2, y me llevé todo el reciclaje.
Y Carlin está enfrente de los contenedores, y estuve mirando pilots durante horas, y compré uno.
Y Tipos Infames está enfrente del Carrefour, y estuve mirando libros durante horas, y compré unos.
Y en el Carrefour compré papel higiénico, y para apoyar a la Sanidad, también unas Doctor Oetker.
Y ahora estoy aquí con mi manta, y el fútbol en la tv, y mi fika. Aún tengo los pies fríos. Este ha sido el sábado 1 de 52 de 2021, y ha sido muy buen sábado.
No desperdiciéis vuestros sábados, que sólo quedan 51.
Aquí me despido. Mañana no tengo ningún plan, lo cual me llena de esperanza e ilusión por un buen domingo.
Hasta mañana.