21 de Marzo, 2012
Amaneció en Shibuya. Miércoles, 6 de la mañana. Salimos de BEARS
y seguimos cantando y bailando en la calle. Un grupo de japos lo hizo también.
EDIT - Me olvidé por completo de que seguimos bebiendo.
Sí, pues salimos del karaoke, y nos fuimos al RED BAR, donde un día Raquel conoció a Beck y sin embargo nosotras nos conformamos con el camarero calvo que era un bordaco que no nos quiso dar un vaso de agua. Había animales en las paredes, y era rojo, y tenía candelabros, y estaba prohibido hacer fotos para preservar su autenticidad. Éramos las únicas que por la mañana temprano estaban en un bar de perdición. Pero es que los japos aparecen por la mañana así un poco más tarde, a las 7 o así. Crazy.
El Grillo había olvidado sus bufandas en el karaoke y Aiti entró a buscarlas y la pilló la puerta del ascensor. Como anécdota escrita no tiene gracia alguna, pero a nosotras nos pareció desternillante.
Era hora de desayunar y tomar un café.
EDIT - Me olvidé por completo de que seguimos bebiendo.
Sí, pues salimos del karaoke, y nos fuimos al RED BAR, donde un día Raquel conoció a Beck y sin embargo nosotras nos conformamos con el camarero calvo que era un bordaco que no nos quiso dar un vaso de agua. Había animales en las paredes, y era rojo, y tenía candelabros, y estaba prohibido hacer fotos para preservar su autenticidad. Éramos las únicas que por la mañana temprano estaban en un bar de perdición. Pero es que los japos aparecen por la mañana así un poco más tarde, a las 7 o así. Crazy.
El Grillo había olvidado sus bufandas en el karaoke y Aiti entró a buscarlas y la pilló la puerta del ascensor. Como anécdota escrita no tiene gracia alguna, pero a nosotras nos pareció desternillante.
Era hora de desayunar y tomar un café.
Los cuervos también desayunaban en medio de la carretera, algo
que parecía un filete de buey o una abuela pequeñita cruda. Menudas bestias salvajes.
Freshness
Burger fue el lugar elegido para el desayuno. Yo pedí patatas fritas, Aiti una
hamburguesa y Car una hamburguesa vegetal con queso.
La
hamburguesa vegetal no lleva queso. Puedes ponerle queso? No. Pero tienes
queso? Sí. Y no puedes ponérselo? No. Por qué? *japo se encoge de hombros y
sonríe*
Los
japos no hacen concesiones, aunque las pagues, pues el Sistema se hundiría.
Tampoco van a quitarle la lechuga a tu hamburguesa, eso lo puedes hacer tú.
Básicamente la única manera de ponerle queso a tu hamburguesa vegetal es
pedirse una hamburguesa normal con queso y tirar todo menos el queso. SON GENTE
PECULIAR.
El
Grillo enfurruñado por su falta de queso se puso un poco tonta, pero luego le
gustó su hamburguesa vegetal. Mis
patatas no eran nada que elogiar, pero era desayuno. El café… El café americano
solo… era repugnante. Car sin embargo se bebió el mío y el suyo. No sé cómo
pero es así.
Pienso que eran cerca de las
8 cuando salí a tomar el aire y vi movimiento en el H&M de enfrente. Entré
a decírselo a Aiti y Car, que el H&M estaba abierto, que podíamos
cambiarnos de ropa!! Pero era una ilusión, era gente limpiando o maniquíes cobrando
vida. Se rieron de mí.
Tegucigalpa y Demónibol
querían su dosis de Starbucks y en contra de las protestas de Grillo fuimos al
Starbucks de Shibuya, desde donde se ruedan las pelis. En la entrada había un
poster de MONEYBALL y nos encantó. La tipa de la caja era imbécil, lo cual es
poco común. Pero tomamos nuestros cafés. Y Car se tomó 2 espressos de €17.
Subimos y miramos la calle. Car quiso que se le hiciera una foto cruzando
Shibuya ya que ella no tenía del día anterior, así que bajó a cruzar mientras
Aiti le haría una foto desde arriba. El Grillo tiene ocurrencias curiosas. Como
sentarse en el paso de cebra de Shibuya. Y tumbarse en él. Mientras la gente lo
cruza. Eso es así.
Luego vino la de la caja
diciendo que no se podían hacer fotos. Pues ya están hechas, zorra.
Salimos de ese lugar para
poder fumar, y nos quedamos ahí en la acera del Starbucks. Car y Aiti se
sentaron en el suelo. En este punto de la historia hay que destacar que Car se
llevó a este viaje su abrigo de HOBO, y Aitana llevaba unas 48 horas con el
mismo gorro de señora
de las palomas de Solo en Casa 2. Ahí, sentadas en el suelo. Como no se
levantaban, fundamos el movimiento OCCUPY TOKYO, ya que ahí no lo hay. Cómo lo
va a haber, si no pueden pedir una hamburguesa sin lechuga y no les importa?
Creo que en algún punto empecé a gritar “FREEDOM! AMERICA!” por lo del queso.
No sé.
Y
cruzamos otra vez Shibuya. Y nos metimos en la estación. Y cogimos un
monorraíl, monorraíl! Nos llevó por los aires y vimos la ciudad. Aunque yo me
quedé un poco catacrocker, molaba. Salimos y esperamos a que Grillo saliese del
baño. Nos enfadamos un poco porque tardó mucho, y nos explicó que es que había
tenido que mear como el actor de cine adulto enano doble de Gordon Ramsay (sí,
quien no sepa cómo es eso, pues no puedo ayudarle). En el clima irritable del
no dormir y la rascucia que hacía, salimos hacia el mar. Cuál fue mi sorpresa
cuando vi la Estatua de la Libertad! AMÉRICA! Oh América, qué bella nación,
bajo el sol, junto al mar, Lady Liberty, cuánto te he echado de menos.
Vale,
este no es un relato de ficción. Obviamente no era América. Pero en Odaiba hay
una estatuita de la libertad. Y eso es fabuloso. De fondo un puente de Brooklyn
a la japonesa (es decir, feo) y la playa.
Y
nos fuimos a la playa. Nada es más cómodo en un día de viento, con la ropa de
24 horas que cruje, y con zapatos con agujeros en las suelas, que andar por la
arena! Y tumbarse en ella! Y comérsela! Lo pasamos bien allí. Y aquí nació otro
mote para Car. Car estaba en un COFFEE HIGH y hacía vídeos y fotos y se
levantaba y se sentaba y movía la arena y hacía fotos y vídeos... Entonces Aiti
se irritó. “Siempre tiene que estar haciendo algo! DIVERSIÓN! Más fotos! Más
vídeos! DIVERSIÓN!” Car era ahora “DIVERSIÓN!”. Por supuesto esto hirió los
sentimientos de DIVERSIÓN.
Nuestro
guía nos tenía preparada la sorpresa de volver en barco. Compró los pasajes
(jiji) del que salía a las 12. Teníamos una hora así que fuimos a buscar
comida. Car/Grillo/DIVERSIÓN perdió su coffee high y se frikó out porque no había
dormido y no se sentía bien. Los grillos no acostumbran a este ritmo de vida,
supongo. El guía también se frikó out, pero no sé por qué. Yo me friké out
porque estábamos en un centro comercial rosa con una tienda de cachorros kawaii
que me frikan out porque los quiero todos. Quiero liberarlos, llevármelos a un
paraje donde no tengan que llevar tutús, y asegurarme de que con ellos en mi
ejército las tiendas de animales monísimos son erradicadas. Y todos viven
conmigo. Sí, Megan, Bridesmaids, 9 perros. Lo sé, lo sé.
Fuimos
al Subway a comprar unos subs. El surrealismo es cuando tu amiga se cabrea en
japonés con un empleado del Subway.
Mi
sub era, una vez más, un asco. Es que los japos no son de queso, tampoco,
entonces no lo saben usar.
Barquito!!
Entraba el sol y no hacía frío ahí dentro, así que el Churk aprovechó el rato
de sightseeing para dormirse encima de la mesa. El Churk se duerme donde
quiere. El Grillo me tapó con la bufanda de Aiti. Yo era la única que por el
momento se mantenía sin tener aspecto de homeless. Gracias Grillo por cambiar
esto.
Llegamos
a Asakuza (creo) y Lee y Lee se hicieron una foto con un edificio emblemático
de la cerveza Asahi. De camino al hogar, nos paramos a fumar en una esquina.
Fumar sin dormir es malo. Y paseamos por un mercado, y fuimos a un templo
budista con las chanclas de Buda. Todo esto que estaba ocurriendo no era porque
estemos locas, sino porque estaba de camino a casa. Y luego cogimos el metro,
no os vayáis a creer que se puede ir andando a alguna parte. Y pienso que
alrededor de las 15:30 llegamos y nos fuimos a dormir!!! Un par de horicas. Y
por eso este post se titula “Y si no hay mañana? Hoy no lo ha habido!” o cómo
llevar tres días en Tokyo y haber dormido sólo una vez.
Pero
amigos, el día no ha terminado, claro! Y si no hay mañana? Hoy no lo ha habido!
Salimos
a Shimokita otra vez. Fuimos paseando un poquito hacia el Tibet Tibet, lugar
donde Aichan reservaría su leaving nomijodai. Por supuesto tomamos allí una
cerveza, porque para qué parar.
Después
decidimos al unísono que nos apetecía cenar Thai, mientras el Grillo miraba con
anhelo tiendas de discos y cosas que le flipaban, como por ejemplo las farolas.
#shitthatcarsays
Encontramos
un Thai pero así desde fuera no molaba, así que nos recorrimos Shimokita para
luego volver al mismo Thai porque no había otro. Fue satisfactorio, mi arroz a la “de siempre”
estaba muy rico. El dueño, el señor Hashimoto, había vivido su infancia en Las
Palmas de Gran Canaria. O similar. En su tiempo libre gustaba de la fotografía
de pájaros en las montañas, y nos regaló unos álbumes.
No
recuerdo ninguna novedad intrínseca en el camino de vuelta a casa, la verdad.
Probablemente paramos en ocho combinis distintos a comprar ocho chorradas
distintas. Probablemente había gente dormida en el metro, y otros leyendo
hentai, y yo haría una de mis canciones. Allí la gente en el metro no habla.
Sólo yo.
El
tatami el segundo día es ya como una almohada de plumas fabricada para los
Dioses. Dormir.
Sublime :D
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