Mi
vida es un bucle, Matrix.
Os
comentaré que el Martes decidí no salir y quedarme en casa viendo Falcon Crest.
Bueno, viendo Breaking Bad. No me acordaba en absoluto de lo que había pasado
en los episodios anteriores, así que me dediqué a darle al pause cada 10
minutos y leer la Wikipedia.
Fue
una tarde insulsa en la cual ni siquiera recogí los zapatos que hay por el
suelo de mi cuarto.
El
suelo de mi cuarto está lleno de zapatos. Desde hace varios días. Varios días
en los cuales ni siquiera he estado ocupada. Los he mirado con apatía. Están ahí,
tirados, desparejados, sin ninguna simetría o paralelismo. No sé por qué estoy
dejando que esto ocurra, pues no puedo parar de pensar en ello.
Mañana
sin falta los recojo.
También
hay una montaña de ropa en la bolsa de la ropa sucia. Una montaña que está a
punto de sobrepasar en altura a Butler, mi mueble de cajones. Este volumen es debido
fundamentalmente a las sábanas, pero ayer tuve que añadir todo mi outfit del
día, chaqueta incluida, gracias al hedor que desprendía.
Mañana
pongo la lavadora.
El
hedor de mi persona y mi outfit se debía a que fuimos a cenar a Ed’s. Acabamos allí porque no pudimos entrar en
Honest Burgers. De camino nos llovió encima. Todas estas contrariedades
desembocaron en dos personas normalmente muy atractivas y elegantes con cabello
de Rachel convertidas en dos hobbits de pelo encrespado que huelen a perro
mojado que vive en la parte de atrás de un restaurante de comida rápida de
cuestionable calidad en el medio de una carretera perdida de Albuquerque.
Con
esa pinta nos metimos en el cine. Pedimos dos palomitas pequeñas por £400 cada
una. Nos sentamos en nuestro sitio. Nos pusimos nuestras gafas 3D. Las
palomitas estaban hechas en aceite de ajo y putrefacción. Ni siquiera pudimos
comerlas. £400 a la basura. Yo me fui a por cerveza.
Comenzó
la peli. Pacific Rim. Creo que nunca he visto una mierda tan grande en mi vida.
Salvo por esto:
Pero
ni por eso. Tuve que salir a echar una fika en mitad de la proyección. Total,
ya apestaba a cadáver frito en grasa de cadáver, así que por añadirle un toque
de eau de tobac no creo que molestase mucho al que tenía al lado. El que tenía
al lado me cayó muy bien, porque se reía igual que yo en las absolutas
chorradas que ocurrían en la puta película. También traté de pedir otra cerveza,
pero el puesto estaba cerrado. El dependiente me ofreció café, que es lo que
tenían. Le expliqué que precisamente no quería estar demasiado despierta para
ver esa porquería. Me miró con empatía. Creo que ha visto Pacific Rim.
Al
salir me habría tomado algo, para intentar pasar el mal trago de esa
experiencia, pero no quería someter a nadie a mi presencia, tanto visual como
olfativa. Tal era mi malestar que casi me voy andando a casa para que no se me
sentase nadie al lado en el autobús.
Se
me sentó uno al lado en el autobús. Eso fue después de que subiendo las
escaleras se me enganchase el bolso a la barandilla y me quedase a lo Super
Mario sin poder avanzar hacia arriba. Me ayudó un hipster a desengancharme. Yo,
que no quería llamar la atención.
Al
llegar a casa tuve que bajar la basura que la vaca no iba a bajar. No, no he
creado www.vivimosconunavaca.com,
porque sería demasiado agresivo. Al menos fregó las tazas y las dejó
escurriéndose. Cuántos días estarán escurriéndose? Yo calculo que alrededor de una
semana y media, NO VAYA A SER QUE NO SE SEQUEN.
Dormí,
no muy bien, porque el otoño ha llegado y es necesario poner de nuevo el
edredón.
Mañana
lo pongo.
Hoy,
aparte de dormirme y llegar tarde etc etc, he descubierto que Marquee Moon dura
exactamente lo que se tarda desde que el tren llega a Liverpool Street hasta
que yo llego al Costa Coffee® de Waterloo.
También
he descubierto que Supernaturally de Nick Cave está infravalorada y es una obra
maestra.
He
decidido venir andando por el prado en lugar de coger un taxi, mientras
escribía un e-mail de esos en los que me quejo a mis jefes. En este paseo me he
dado con varias ramas en la cara y me he sorprendido a mí misma hablando con un
ave gorda. Me ha gustado su aspecto y le he dicho “Y tú qué eres, ave? Me caes
bien!” en alto. Mark Wahlberg talks to animals.
Por
último, comentar que a pesar de haber borrado el Candy Crush, sigo viendo patrones
de Candy en las caras de la gente, en los logos, en Idris Elba cuando da su
arenga final antiapocalíptica. Minas de coltán para esto.
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