Dibujo de el Grillo que ilustra la temporada |
Ayer compré cerezas. Las vi en el supermercado. Grandes, sabrosas,
nutritivas. Las pagué en la caja automática de autoservicio, junto con otras
cosas necesarias, como leche, zumo, huevos, patatas y pan. Yo nunca miro lo que
dice la caja, así que pagué. Cuando vi el recibo, que marcaba £19.99, me alarmé como el perro de Tex Avery. Las
cerezas, grandes, sabrosas, nutritivas, costaban £9.22. Obviamente eso es algo
que no voy a pagar por unas cerezas, por muy grandes, sabrosas y nutritivas que
sean. Así que me fui a Customer Services a devolverlas alegando que no podía
pagar £9.22 por unas cerezas. Se lo tuve que explicar a tres trabajadores de
Tesco, si bien todos asentían de acuerdo conmigo. Me devolvieron mis £9.22.
Y esta es mi historia del domingo. He decidido contar esta historia de
domingo porque llevo tres meses sin actualizar el blog. Las historias de
jueves, viernes y sábados siempre son mucho más interesantes, pero sinceramente
esto se me va de las manos.
He construido un calendario con los eventos más importantes desde
Agosto hasta ahora y no estoy segura de poder completarlo algún día. Pero no he
perdido la esperanza, y espero que vosotros, amigos, no la perdáis tampoco.
En general, la vida me va muy bien. Es mi última semana como residente
en Wimbledon. Voy a cambiar la seguridad, el Common, las familias, las parejas
de contables treintañeros y la cercanía al trabajo por una nueva vida de
hipster en Hackney. Sí, he sucumbido a esos precios de alquileres y a que el
Good Mixer pille a 20 minutos. El otro día ya ensayé un poco saliendo a bajar
la basura con botines Chelsea, pijama de puntos y jersey de calaveras. Si me ve
Facehunter me pone de portada.
Voy a echar de menos Wimbledon. Pero sabéis qué no voy a echar de
menos? Mi ducha de mierda. Su cal. Su incapacidad de proporcionar agua caliente
durante más de 6 minutos. Su tendencia a atascarse cuando utilizo mi suavizante
TresEmme®. Siempre quiero irme de viaje de trabajo sólo para poder ducharme en
un hotelucho, donde el agua caliente no se acaba, aunque luego tenga que usar
el secador de pelo de pared que te hace perder la voluntad de vivir.
Voy a echar de menos a mi vecino el que toca el bajo. En dos años
sigue ensayando acordes y no ha mejorado. Es entrañable.
No voy a echar de menos los niños que gritan en el colegio de
enfrente. Sí voy a echar de menos a los perros que los acompañan por las
mañanas y se quedan atados a la valla.
Echaré de menos las casitas de Graham Road, y a los gatos. Ggregg el
zorro se vendrá conmigo a Hackney, así que por su parte no habra problema.
No echaré de menos el N87 de Aldwych a Kingston, aunque sí el pasar
por El-Hak Kebabs en Wandsworth a las 4 de la mañana y reír al respecto.
El caso es que la semana que viene ya me vuelvo a Madrid por Navidad, Pec
aka El Almendro.
Empezaré mi nueva vida en 2013, cuando ya haya cumplido los 30. Porque
amigos, me queda un mes en la veintena. Un mes de juventud, un mes de euforia,
un mes de rock n roll. Algunos sabéis de mi plan de sentar la cabeza cuando
cumpla 30, y empezar una vida de persona adulta. Lo que todos sabemos es que se
trata de un plan que va a fracasar, sea a propósito o sin querer. Pero hacer planes y nunca llevarlos a cabo es
una de las características que me definen, entonces estoy cómoda con la
situación.
Voy a dar por zanjada esta entrada, pero prometo que pronto
actualizaré los eventos de la temporada Verano/Otoño. Las Olimpiadas, la
visita a Dorset, el concierto de Blur, el concierto de Pete, el encuentro con
Ggregg, Berlín, Madrid, Varsovia, Jack White, James Dean Bradfield, las aventuras de las Gilipollas
de Earls Court, etc etc etc.
See you soon.